Que estoy abriendo los ojos ¡ya voy!

Abro los ojos y estoy, volando por encima, 

tú no me ves, y a mí a veces se me olvida que existo y me desvisten tus despedidas, si insisto en que no hay mayor caída que escurrirse cuando estás cogiendo impulso para despegar.

Amanece y nos pesa por encima el cantar del sol y el calor de los pájaros,

y las nubes me acarician las ojeras mientras yo digo por lo bajito ‘por favor, no puede llover hoy’.

Y yo sólo espero, que haya aves que nos den calor y un hueco entre las alas y el nido, mientras hacemos tiempo hasta que las malas lenguas se desbuitran y pierden las ganas de carroñear.

Abro los ojos y estoy, tendida en tu cama,

viendo las horas pasar,

con tu brazo rodeándome el cuello y tu boca con eternas ganas de jugar.

Y me sorprendo,

de lo mucho que me agrandas los latidos con esos ojitos de MAREA inevitablemente AZUL.

Que te los han pintao copiando al cielo, 

TÚ NO LO SABES, pero se han fijao del cielo.

Y estoy, perdiendo la manera de herirme y es todo lo bueno resumido en una sola palabra a lo que me quiero referir.

Que desde que has aparecido no me falta de nada y me sobro yo hasta a mí.

Y vuelvo a abrir los ojos y voy,

de camino a entre tu pelo, 

y estoy, segura de que no duele si me enredo y me voy,

en busca de los besos que sabes que me debes hoy.

A perderme entre tus huesos a ver si encuentro más de quien YO SOY.

Que si me quieres lo puedo todo.

Qué/Yo lo sé

Se pudre el aire que no roza tus mejillas. Yo lo sé.

Y se hace eterno el momento de sentirse mal por no tenerte.

600 y pico desastres cayéndose encima nuestro, y yo sin poder abrazarte.

Se vuelve infierno el cielo cuando no paseo por debajo contigo, parándome a olerte el pelo y a acariciarte con la nariz.

Y se hace demasiado doloroso no poder asegurarme tu sonrisa todos los días.

Sólo estas paredes y esta cama, son verdaderas amigas, ocultando como un secreto las horas que paso echándote de menos, queriéndote abrazar.

Sólo me apetece contar las horas contigo, nada de calcular las horas sin ti o los minutos que faltan para verte. Sólo el tiempo contigo, sólo eso me apetece.

Y se harán fríos todos los abrazos que sean dados por gente que no seas tú. Yo lo sé.

Se convertirán en dolor las noches de cama vacía que me encantaría llenar almenos con tu olor.

Se clavarán las agujas de este reloj, y sentiré que me ahoga la almohada que no compartamos.

Se morirán en mis zapatillas las ganas de rozar mis pies con los tuyos.

Mi cuerpo se pasará la noche llorando sin tus caricias.

Y se morirán de dolor mis manos cuando busquen la tuya y no la encuentren.

Pero qué me dices, cuando te tenga delante y esté dispuesta a darte 600 y pico caricias.

Qué me dirás cuando te diga que me apetece volver a ponerme cerca de tu cuello.

Qué me dirás cuando me vuelva a doler todo de dormir dos días seguidos en la misma postura, apoyada en tu pecho, oyéndote respirar.

Qué me dirás cuando vuelva a jugar a hacer ruiditos con tus labios, a soplarte en la oreja, a lamerte el cuello o hacerte cosquillas por toda la cara.

Qué me dirás cuando vuelva a llover y quiera taparnos de nuevo con mi capucha.

Qué me dirás cuando te diga otras mil veces lo bien que hueles.

Y qué diré cuando vuelvas a pasarte dos horas haciéndome cosquillas sin parar.

Qué diré cuando te vea andar por la habitación, y yo te espere tumbada en la cama deseando apoyarme en ti para toda la noche.

Qué diré cuando me muera de la risa otra vez porque decimos cosas sin sentido por el sueño.

Qué diré si vuelvo a quedarme pensando que haces una ‘M’ preciosa al leer nuestros mensajes en el espejo.

Qué diré cuando no tenga excusas para apretarte muy fuerte.

Qué diré cuando vuelva a morirme de amor al ver tus cosas y las mías en la misma mesilla, en el mismo baño, en la misma habitación.

Qué diré cuándo vuelvas a decirme que el lado izquierdo de la cama es el tuyo y me «obligues» a cambiarme.

Qué diré cuando volvamos a ver películas estúpidas de niños, programas árabes, o el jodido canal de Kiss FM porque no hay otra cosa en la tele.

Qué diré cada vez que te mire y me parezcas lo más bonito del mundo.

Volveré a abrazarte, cada vez con más ganas. Yo lo sé.

Porque hay 600, 600 motivos por los cuáles querernos, motivos/kilómetros que alguien colocó para alejarnos y evitarlo, motivos que hay que destruir para llevarle la contraria a la vida. Para querernos. Si tú quieres, si tú me dejas quererte.

Victoria.

Ojalá.

Ojalá cayendo en mis manos las palabras adecuadas para describir cada momento tal y como lo sentí.

Pues no podré nunca, jamás en la vida, describir lo que mis ojos vieron ese 10 de Septiembre.

Verla aparecer, verla andar conmigo por Madrid…

Tenerla sentada a mi lado, riéndose porque me hacía fotos a traición,  o verla jugar con su reloj morado.

No se puede explicar.

Porque sería imposible intentar describir qué se me pasaba por la mente cuando tenía mi cabeza apoyada en sus piernas y me acariciaba la cabeza, sería imposible que os pudiera describir lo que pasaba por mi mente cuando sonreía de ese manera, sería imposible contaros con total exactitud lo que me pasaba por el pecho en ese momento.

Pero sin duda, sin ninguna duda, me quedo con la imagen de verla salir de la ducha envuelta en una toalla blanca que sin duda, le sentaba de maravilla.

O el hecho de entrar a mi habitación y verla tumbada en mi cama, con mis pantalones, impregnando mi almohada de su olor.

Mirarla dormir, porque justamente esa noche, la luz de la luna se colaba en mi habitación para que pudiera verla con total claridad sin que ella se enterase siquiera.

No sabéis lo que es despertarte en mitad de la noche, girarte y verla en el otro lado del colchón…

Poder acariciarla la cara mientras duerme, poder besarla el cuello, poder sentir su cuerpo a centímetros del mío.

Es que ahí, justo ahí, en esas horas que pasé contigo en mi cama, hubiera parado el tiempo para quedarme viviendo esas horas toda la vida, desde el principio hasta el final sin quitar ni un sólo segundo.

Porque poder dormir abrazada a ti, sintiendo tus latidos y poniéndote la piel de gallina cada vez que hablaba cerca de tu cuello, oír tu ‘Sara por favor’ o tu ‘que cosquillas’…no tiene precio.

Me quedaría ahí.

Para siempre, respirando tu olor, para siempre rozándote. Para siempre contigo. Para siempre abrazada a ti.

Gracias por haber hecho de ese día uno de los días de mi vida que con más cariño recordaré.

Gracias por la sorpresa, gracias por acelerarme el corazón de tal manera.

Gracias por la pulsera, gracias por los abrazos, gracias por los besos, gracias por haberte comido 600km sólo para que yo, que no soy nadie, haya tenido el placer de oírte respirar.

Gracias por las sonrisas, por las lágrimas, por los momentos ya vividos y sobretodo por todos los que nos quedan por vivir.

Gracias por ser alguien tan importante para mí como para que escriba sobre ti.

Gracias Vicky, por ser quien eres para mí.

Gracias por quererme, gracias por dejar que te quiera, gracias por aparecer, gracias por ser, gracias por existir.

Gracias por quererme un poquito más.

Te quiero infinitamente, y es algo que sabes.

Es algo que te demostraré.

Mi (erda).

Cómo cojones me vas a salvar si no eres un puto ángel.

Harta de querer salir corriendo y ser cobarde cuando tengo agarrado el pomo de la puerta.

Porque no me hicieron para otra cosa que no fuera llorar, por eso pienso que sólo sirvo para eso.

Me estoy quemando por dentro,  están ardiendo los escombros que yo soy.

Y tú no te das la vuelta.

No es tu mierda ¿verdad?

Nunca eres tú y sin embargo casi siempre.

No me reconozco, y mejor, porque seguro que no recomiendan conocerme.

Estoy harta de estos cambios tan intensos de humor.

Harta de estar en modo aleatorio anímicamente.

Harta de llorar cuando no tengo nada que me distraiga.

Cada vez que me ducho se va por el agujero del tapón una ilusión nueva.

Que asco da sentir y no sentirse nadie, no sentirse nada.

No entiendo mi vida, no entiendo mi manera de estar viviendo.

Pero qué más da, si no es tu mierda.

Pero qué más da, si no eres un ángel.

Qué puede importar, si no voy a curarme.

No tengo ganas de recordarme viva.

No tengo la menor intención de ser alguien.

Porque no puedo.

Porque nunca podría.

Nunca he podido.

Pero qué más da.

Si sólo es mi mierda.

Aquí es donde he venido a morir.

Aquí es donde me estoy muriendo.

Aquí es donde me dí cuenta de que empezaba a estar más muerta que viva.

En mi mierda.

Sin mi ángel.

Sin mis ilusiones, llorando en la bañera.

Nunca dejando de ser cobarde.

Nunca dejando de morir.

 

 

Equilibrismo.

Miradas al vacío, que caigan besos, que se estampen contra el suelo y sentir que me rompo yo.

Hace tiempo me dí cuenta de que tú no querías ser mi paracaídas, y yo decidí dejar de saltar, aún sabiendo que me perdería por tu falta de heroísmo miles de paisajes preciosos. Nada que ver con tu espalda.

Pero se me hizo un lío la cabeza, y decidí que quería volver a volar por encima de todo aquellos que no lo vieron posible.

Me deshice de las rocas y me dejé llevar, como una pluma haciendo equilibrismo en los cables de  luz de la ciudad.

Te posaste en mis mañanas pero sólo dejaste la idea de que podrías estar ahí.

Y ya no puedo descifrarme, porque he hecho de mí un enigma demasiado complicado para esta rubia de mucho soñar.

Que se me empañarán los lunares es algo que sé cuando me meto a la ducha, pero correré el riesgo sólo por poder hundir la cabeza en el agua y dejar de oír todo ese ruido a realidad que se escucha fuera.

Realidad, dueles.

Duele oírte, duele verte, duele ser consciente de ti.

Jodida realidad.

Más el peso de mi espalda me hace ser una heroína.

Más los besos que te debo me hacen ser morosa de mis fantasías.

Pero no importa, porque me queda un mañana con el que soñar, aunque siempre se repita la misma historia.

Aunque las doce de la madrugada me sepan a un día más sin ti.

No importa.

Porque me hice un monstruo e hice mi mayor aliada, a la oscuridad.

Aunque odie ser oscura por dentro.

Pero es que tú eres mi luz.

Pero es que tú, eres tú, porque me haces ser yo.

Aparentemente frágil.

O te quiero menos o me muero más, y hacemos de esto todo un infarto emocional.

Nuestros sentidos perdieron el norte buscanso su sur por la derecha.

No importa por dónde salga el sol, porque acabará siempre estando por encima nuestro.

Si me ves y sonríes no sé qué sentir, no sé qué pensar.

Tus manos haciendo mariposas, yo tragándolas, mi estómago dándoles vida.

Nuestros caminos ahora son uno y no veo la bifurcación catastrófica.

El tiempo que no vuelve nos lleva la contraria si queremos dejar de llorar.

O me dices que no o me arrojo al desastre.

No entiendo que me pidan que deje de cantar si pasas a mi lado y oigo tu música.

Andas arrastrando la suela de tus zapatillas, haciendo un ruido que hace que todo me bombee como la sangre.

Puedo querer ser fuego pero no quiero quemarte.

No quería ser fugaz. Y fugazmente se convirtió en algo rápido e insípido.

Estúpido, como querer mirarte a los ojos si te los tapa el flequillo.

No hay días suficientes para que amanezca sin ti.

Los pedazos míos me los quedo yo para recomponerme a escondidas en esta humilde habitación mal decorada.

No puedes pretender que pierda el sentido, para luego escondérmelo, y líarme en la cabeza un caos inolvidable.

Me muerdo las uñas para no recordar que mi boca no está besándote.

Tu aire es tu aire y no tengo por qué respirarlo yo. O eso piensas.

Ni siquiera sé qué hacer cuando te cruzas de repente.

Aparentemente todo es frágil y la tempestad se hace eterna.

Las cuatro miradas que me debes están volviendo a ser gestos de abandono.

Me deslizo por el suelo, caigo en picado, pero estando tumbado nadie puede caerse.

El cielo y su varicela estelar.

Tus lunares y las pieles envidiosas.

A estas alturas ya no se puede frenar.

No entiendo qué me quieres decir cuando cierras la boca y me miras.

De este laberinto hay pocas probabilidades de salir, al menos con vida.

Vamos a buscarnos, vamos a inventarnos, y vamos a fundir el cielo con nuestros labios.

Mañana será el día que siempre quise vivir.

Impar.

Vértigo. Pero volar contigo siempre es diferente.

Que el miedo constante no siempre me frena, y hago todo lo posible porque así sea siempre.

Que nos tendrían que poner la epidural siempre que accidentalmente se nos trenzan las venas.

Porque yo ya no quiero seguir deshilalachándome los versos cuando de algo no quiero escribir pero escribo. Porque el cuerpo lo pide, porque el cabrón me lo ordena.

Tu sabes que te crees mis latidos más que los de cualquiera, porque yo sí quiero pasarme mucho tiempo soportando que me arrimes los pies fríos.

La manera impar en la que se nos cruzan las miradas seguro que significan algo.

Siempre lo pienso…que no hay más miedo que el de perderte, y mira que yo soy capaz de encontrarte en cualquier oscuridad. Sim brújulas. Solo con el tacto.

Me balanceo entre susurros y chirrío para que me puedas semi-oír.

Que cuando tengo que tragarme mis palabras lo hago sin rechistar y sin masticarlas.

Me entorpezco en cada cera que no pisé mientras penaba en ti. Porque se me lían los recuerdos con los pies y me hacen la faena.

Llena de penas, así llevo la mochila, pero la tengo repleta de agujeros tridimensionales por donde a veces las dejo caer, porque eso no está prohibido.

A mil por hora. A dos mil segundos. A ochocientas mil palabras de llegarme a la patata.

No quiero colisionar si no es una coincidencia.

Morderse las uñas por no besar tus manos.

Podemos desaparecer un tiempo de debajo de este cielo.

Adormecerse entre laureles los minutos que hagan falta con tal de verte florecer.

No pierdo nunca las tardes eternas en las que te hablé con el corazón.

Esto a mí me llena.

Y tienes los lóbulos más mordibles de este siglo, que lo sepas.

No quiero que se me pase la vida habiéndote hecho malgastar un segundo.

El sigilo nunca será mi punto fuerte, porque a mí lo que me va es pisar muy duramente, haciendo mucho ruido, para dejar huella.

Sacadme de cualquier sitio que insonorice su voz porque no me puedo quedar quieta, no puedo estar aquí sentada viendo a la vida olvidándonos.

Parpadéame tres veces antes de la carcajada sonora, para que el polvo volátil de las mariposas pueda salir por tus lagrimales y hacernos mover las alas.

Sonreiré siempre que me pregunten por ti, porque ya me dijero que siempre me brillaban los ojitos cuando hablaba de ti.

Puedes dejarme rota porque sé que me reconstruirás.

Quiero seguir siguiendo este camino.

El coletero lila aún sigue siendo lila, y eso significa que aún puede volver a ser un Julio perfecto.

Doce.

Doce y trece.

Ya lo sabes.

Esto no es nada que pueda describir.

Sigo notando tu calor.

No quiero que esto se convierta en una común pesadilla, y tampoco quiero que nos miren demasiadas veces las musarañas.

Cuandosiempre.

Cuando necesites hablar, cuenta conmigo, cuando necesites ser escuchada, háblame a mí, cuando necesites  un abrazo pídemelo a  mí.

Cuando creas que nadie te entiende, pregúntame a mí, cuando te sientas vacía coméntamelo a mí, cuando creas que nadie te quiere, pregúntame a mí.

Cuando pienses que tus pequeñas cosas no le importan a nadie, enséñamelas a mí, cuando te apetezca que te acompañen pídemelo a mí, cuando tengas ganas de echar una carrera, rétame a mí.

Cuando no sepas a donde ir, vente conmigo, cuando no sepas a qué jugar, juega conmigo, cuando no sepas a quién contarle el chiste más tonto, cuéntamele a mí.

Cuando no sepas a quién enseñarle lo último que has creado, ponlo delante de mis ojos, cuando no sepas a quién pedirle ayuda, habla conmigo, cuando no sepas qué hacer pídeme que te de ideas.

Cuando te falten ganas de vivir, pídemelas a mí, cuando no quieras dormir, despiértame a mí para hablar, cuando te apetezca ser un superhéroe, sálvame a mí.

Cuando no sepas a quién llamar, llámame a mí, cuando no sepas a quién pedirle que te haga una foto, pídemelo a mí, cuando no sepas a quién pedirle que te arrope, pídemelo a mí.

Cuando no sepas si seguir respirando consúltame a mí, cuando no sepas qué lunar de tu cuerpo es más bonito, pídeme mi opinión.

Cuando no sepas con quién salir a no hacer nada, pide que nos veamos, cuando tengas miedo a la oscuridad dímelo y encenderé las luces.

Cuando te sientas sola dímelo y te recordaré que estoy aquí, cuando no sepas qué recordar pídeme que te hable de tu vida, cuando no sepas a dónde ir, pídeme que sea tu mapa, cuando no sepas qué mirar pídeme lo que más te guste ver.

Cuando no quieras ser tú,  pídeme que te recuerde lo bueno que tiene ser tu, cuando no sientas ganas de volar, dímelo y te daré ganas de caminar.

Cuando no sepas qué decir, quédate callada, y yo te entenderé.

Cuando no sepas qué hacer con las cosas que no quieres sentir, pídeme que habra un cajón de cualquier escritorio en el que puedas guardarlo todo, cuando no sepas de qué disfrazarte, pídeme opinión.

Cuando no sepas qué color va más contigo, pregúntame y te lo diré, cuando no sepas a quién llevarte a la luna, te diré sin que me lo pidas que en dos minutos despegamos.

Cuando tengas miedo de andar por caminos por los que nunca has andado, y yo tampoco he pisado jamás, te diré quete acompaño y así nos enseñamos a ser fuertes las dos, cuando no seas capaz de creer en algunas  cosas, dime que te explique por qué yo creo en ellas.

Cuando tengas ganas de tener tanto tiempo libre como para aburrirte, pídeme que por favor haga guardia mientras te echas una buena siesta, cuando no sepas a quién llorarle, vente conmigo.

Cuando no sepas si estás lo suficientemente estable, pídeme que te sostenga, cuando creas que el mundo se acaba pídeme que lo empiece de nuevo.

Cuando no creas que puedes con algo, llámame para que te recuerde todo lo fuerte que eres, cuando no quieras colores dímelo y lo vuelvo todo gris.

Cuando no encuentres a nadie con quien llorar de la risa, ríete de mí y nos fundímos en carcajadas, cuando creas que estás rota, pídeme como un favor personal que te recomponga poquito a poco.

Cuando te duela algo, dime qué quieres que haga para sanar el dolor, cuando busques buenas cosas que recordar, dímelo y pondré el mundo patas arriba.

Cuando necesites algo de mí, algo mío, o algo para tí, dímelo, por favor.

Porque siento que nos lo debo.

 

Cosquilleo nervioso.

Despierto.
Cigarro.
Mirarte dormir.
Ducharse.
Vestirse.
Pensar solo en ti.
Oírte despertar.
Quedarme a mirar.
Lanzarme a la cama.
Volverte a abrazar.
Dormir otro rato.
Ese es tu trato.
Oírte reír.
Despertar, verte ahí.
Me miras.
Te miro.
Lo empiezo a sentir.
Las prisas se agotan si tu estás aquí.
Me abrazas, me besas.
Me quiero morir.
Cosquilleo nervioso.
Sonrisa feliz.
Bailamos en sueños.
Pisamos madrid.
Volamos el cielo.
Me haces sonreír.
Me duelen los brazos, de tanto abrazar.
Me quedo callada.
Te oigo respirar.
Caricias dulces.
No te alejes jamás.
Abrázame fuerte.
No puede acabar.
Latidos aritmicos.
Me hacen temblar.
Decirme te quiero.
Me podría matar.
Por ti me hago estrella hundida en el mar.
Mirarte reír.
Verte fumar.
Me quitas la vida con ese lunar.
Palabras y fotos que quiero guardar.
Tus ojos mirando.
Verte disfrutar.
La magia al hablarnos.
Estrella fugaz.
Musica de fondo, para recrear.

Huele a miedo.

Me amanecí con la sensación de que esta cama sería más cómoda si estuvieses tu ahí, esperando que te contase cualquier tontería del día.

Supe que no había nada que pudiese hacer para que estos sentimientos, y estas palabras viscerales desapareciesen de mi cuerpo y de mi ser. Que no había terremoto que pudiese derrumbar los cimientos que para tí, y solo para tí yo me había costruido por dentro.

Supliqué quedarme unos segundos más en la cama intentando recordar tu olor, como en aquellas tardes de verano que pasé pensando en si podría parar esto o no. No podía. No puedo. O creo que no.

Supliqué que la libertad se posase delicadamente en las pestañas de esos ojitos llorosos, supliqué que no hubiera poro de tu espalda al que le faltaran besos. Supliqué la eternidad para nuestros abrazos.

Observé mis piernas tendidas sobre la cama, y por un momento sentí una carga enorme encima de ellas, como si todos los sitios por los que no habíamos caminado me pidiésen una explicación. ¿Y qué voy a explicarles? Si no puedo ni hablar, joder.

Algo me restalló por dentro, algo se había desatado, y ahora parece que huele a miedo.

Huele a miedo. No hay duda.

Yo comparto contigo mi lóbulo occipital si tu me dejas, y si te apetece te dejo mis gafas de ver sueños sin la necesidad de dormir.

Verás que todo parece más fácil cuando se ha soñado.

La habitación parecía que se llenaba de sonidos de besos, y de un color intenso que casi escocía, pero un color que jamás antes había visto. Representaba mi deseo y mi miedo, representaba todo lo que quise hacer y no hice, todo lo que me apetece hacer y no puedo, todo lo que quiero ser y por lo que lucho.

Yo te prometo, quieras o no, que no voy a sorprenderte con nada que no sepas entender, porque todo lo que haga, quiero que sepas que tiene un motivo, y quiero que sepas el motivo.

El motor de los miedos está en marcha, y tienes que subir, pero siempre puedes ponerte el cinturón.

 

A ver si…

Me digo ‘Siente lo que eres, actúa como te diga el corazón, y recuerda que habrá veces que fracases, habrá veces que la cagues y habrá veces que cometas errores irreversibles, te toparás con situaciones vergonzosas, y seguramente, te equivoques más de lo que puedas imaginar. Pero dentro de unos días, el mundo ya no se acordará y tu estarás empezando a olvidarlo.’ Actúo tal y como lo siento, porque si no hago lo que el cuerpo me pide, no me estoy siendo fiel a mí misma, me estoy traicionando, me estoy dañando a mi misma, cuando lo principal que debe hacer una persona es saber protegerse de los golpes de los demás. Por eso ahora, veo las cosas de otro modo, intento detener todos aquellos miedos que me persiguen, e intento ver que quizá tampoco soy tan estúpida como creo.

Me siento realmente bien porque parece ser que lo he conseguido, he cambiado, y ahora, una vez finalizado el cambio, solo queda mejorarlo. Mejorarme como persona, y ser realmente quien quiero ser. Y yo ya soy lo que quiero ser, solo con algunos fallitos de última hora que voy perfeccionando según pasan las horas.

Puedo decir que me quiero, no todo lo que me gustaría, pero sí más que nunca. Me veo con otros ojos, ahora confío en mí. Me siento valiente, fuerte, me siento una luchadora constante. Adoro lo que tengo y sé que cosas no puedo permitirme perder, sé a qué personas echarles el ancla para que no se muevan de mi vida. Sé quién quiero ser y a quién quiero tener como compañía.

Me siento tan libre que a veces, hasta creo que puedo ser un pequeño trocito de nube de esos que campan a sus anchas en mitad del cielo.

Me faltan cosas, me faltan personas por conocer, personas por perder, y gente que ganarme. Me falta equivocarme, me falta cometer errores de esos que enseñan lecciones de las que jamás te olvidas. Me falta darme muchas hostias, y me sobran ganas de vivir.

Desde luego que ver la vida con los colores tan intensos me hace ser de otra manera. Justamente como siempre he querido ser. Puedo decir que me estoy construyendo, y que aunque no tengo todo lo que me gustaría en mi vida, tengo todo el tiempo del mundo para hacerme con ello.

Voy intentando vencer todos esos miedos que me quedan por dentro y que sé que no quiero tener conmigo.

Me falta darme la última capa de pintura para ser realmente como quiero ser.

Me construyo de un material indestructible.

Me contruyo de experiencias y momentos que ya viví.

Porque hoy sí que sé quién quiero ser, y con quién me apetece serlo.

Sigo buscando la misma sonrisa de siempre, sigo regalando abrazos, y sigo luchando y muriéndome por las mismas de siempre. Sigo odiando al mismo, sigo queriendo a los mismos de siempre, y sigo creando vínculos que antes no existían. Sigo andando aunque se acabe el camino, porque todavía quedan en estas zapatillas mucha suela que desgastar.

No quiero ser carne para pirañas hambrientas. Quiero ser corazón para todo aquel que se merezca unos latidos.

Sigo a la espera de muchos abrazos, sigo a la espera de muchas lágrimas que derramar por ti, sigo a la espera de ir regalando muchas sonrisas. Sigo a la espera de recargarme de nuestra energía.

El camino es todo lo largo que yo quiera que sea, y no importa cómo ni de que manera, lo que sé es que voy a seguir avanzando, para encontrar todos los materiales que me hacen falta para continúar con mi propia construcción.

Mi vida ha cambiado tanto que no me reconozco ni a mí, pero me gusta tanto lo que veo que no cambiaría nada de lo que puedo divisar.

Todas estas ondas expansivas son mías, y nacen de los besos que te tiro cuando nos cruzamos por la calle en mis sueños, y me sonríes mientras empiezo a ver como te traga una nubecilla de humo lila. A ver si cantas un poco más por las mañanas, para que yo pueda despertarme contenta y con ganas de comerme el mundo aún sabiendo que me quedaré con hambre.

A ver si corremos más, y no por los mismos laberintos. A ver si siempre vas conmigo y tengo la suerte de existir.

A ver si mañana me levanto con agujetas en las manos de cogerte la tuya.

A ver si mañana mi corazón no tiene tanto hipo como cuando sueño contigo.

A ver si te apetece ver un poco más de mi nueva vida, a ver si te apetece que te invite a verla desde dentro.

Mañana. Mañana sé que me levantaré más contenta que hoy, que ya es decir.

La puta tecla con el teléfono color rojo.

Quería contarte muchas cosas, pero no me he atrevido a llamarte. Quería hablarte de que últimamente sonrío más, estoy más alegre, que me he vuelto un poco menos vaga y que tengo más ganas de vivir. Que me siento diferente, pero que obviamente hay cosas que no cambian, y creo que sabes cuáles son esas cosas, sí, seguro que lo sabes. Quería comentarte aquello de que te echo de menos, de que me apetece que hablemos, que me apetece que me cuentes qué habías hecho hoy…si lo habías pasado bien, si hay algo que te preocupa. Quería que hablásemos de muchas cosas y que recordásemos otras muchas, quería que me dijeses lo que otras veces me has dicho, quería que me llamases con el nombrecito que me has llamado otras muchas veces, quería que me pidieses también que yo te hablara de cómo me va la vida. Realmente me apetecía, me apetecía y mucho.

Me apetecia porque aunque tengo un cielo con un azul precioso, y un sol que me calienta las ideas y me hace sudar la nuca, y aunque haya no se cuántos pajaritos canturreando… hay un nubarrón. Hay un nubarrón enorme y de un gris horrible en mitad de todo ese azul, y aunque no hace que me sienta mal tampoco me deja indiferente. Podría olvidarme de ese nubarrón, podría hacer como que no le veo, o simplemente como que no exíste, pero lo que pasa, es que está justo en el medio, como diciéndome que no debo dejar de verle hasta que a él le de la gana. Por eso me apetecía llamarte. Para pedirte si podías ayudarme y probar así si podíamos empujarlo fuera, echarlo y que no ensucie más mi bonito azul.

Me apetecía preguntarte qué habías comido hoy, si te habías echado una siesta enorme, si te duele algo, si tienes nuevos objetivos, si estás sufriendo, o si te duele el pecho de reír. Me apetecía que me contaras que hoy te había pasado la cosa más tonta del mundo o te habías manchado cocinando, o te habías escurrido con un charco de agua y habías salido volando… no sé, cualquier tontería. Porque lo importante era eso, que pudiésemos hablar, que pudiésemos seguir confiándonos las cosas.

Y sin embargo, no he podido.

Me he quedado quieta, mirando tu número, mirando tu nombre en la lista de contactos, con la llema del pulgar acariciando la tecla del telefonillo verdecito. Y enVERDE llamarte, le he dado al rojo.  Rojo corazón. Rojo error. Rojo puta. Rojo pasión. Rojo sangre.

Me apetecía que pudiésemos hacer el inútil por teléfono un poco, que quizá nos dijésemos algo en plan cariñoso, como hicimos siempre, que quizá vacilásemos sobre esto o lo otro, o que me picases con tonterías.

Me apetecía tener más fé en que lo cogerías.

Nunca sabré si lo habrías cogido.

Porque me apetecía llamarte, pero no me atreví. Pulsé el rojo, el rojo error. Pulsé el botón salir, pero me colé de pleno en todas las comeduras de cabeza posibles.

Me apetecía hablarte, me apetecía oírte reír al otro lado.

Pero me  ha parado el miedo, me ha parado el pensamiento de que quizá no te guste que te llame, que quizá no te apetezca que quiera que hablemos aún, me ha parado la falta de valor.  Segundos después he recordado que no importa, que no pasa nada, que quizá tenga que ser así, y me he levantado, me he puesto música, y aunque he seguido pensando en qué hacías y en cómo te iba, solo he deseado que ojalá estés bien, y ojalá ojalá, te guste más el verde que el rojo. Ojalá estés viviendo la vida que siempre quisiste vivir.

Millones de abrazos rojo corazón.

Hay que ser.

Hay que seguir andando más alla de nuestros sueños para conseguir así nuestros logros más preciados, hay que seguir pensando que la imaginación de una persona y una idea bien elaborada puede sacar muchas sonrisas.  Hay que seguir siendo consciente de que la presencia de muchos de nosotros alegra la vida de otros, y que nuestra respiración llena los huecos de otras respiraciones que se ausentaron en la vida de los demás. Hay que seguir conservando las ganas de vivir, las ganas de morirse de la risa, las ganas de pasar una tarde sentados bajo el sol y encima de un césped más verde que cualquier esperanza. Continuar sintiendo nervios cuando ves a la persona que quieres, continúar sintiéndonos héroes cuando hemos ayudado a alguien, cuando hemos cumplido objetivos tremendamente grandes pero que no nos habíamos marcado.  Hay que seguir sonriendo porque las sonrísas generan sonrísas que más tarde serán sonrísas que cuando menos se lo esperen convertirán un sentimiento horrible en otra sonrísa que también se reproducirá en la cara de otra persona. Hay que valorar más las sensaciones, los sentimientos, la ilusiones y las ganas de hacer algo. Hay que pensar más en que los finales no son el final del mundo, y hay que sujetar con nuestras manos la manos de toda la gente que podamos. Hay que conversar con los demás y hablar con uno mismo, pensar en los demás sin pensar si estarán pensando en nosotros, jugar a esconderse en cualquier callejón para darle una sorpresa a alguien que no te espera, remediar los errores que surgieron imprevisiblemente pero que surgieron sin más.

Hay que sentir más ganas de volar, y menos vértigo. Hay que valerse uno por si mismo pero valer también para otros, hay que ser la voz sobre la base de los latidos de un corazón contrario, hay que ser el aire que roce las mejillas de alguien que necesita caricias. Hay que llover, y hay que ser arcoiris, hay que mojarse, hay que dar calor.

Hay que volverse locos y más aún, hay que juntar la palma de nuestras manos y sostenerlas ahí con todas las ganas, hay que ser diferente pero tan humano como cualquiera, hay que ladrar, hay que maullar, hay que susurrárte versos.

Hay que contemplar todos los cielos que se nos presenten, hay que huir de las cosas que no nos aporten nada bueno, hay que sumergirse en la rabia de otros para comprenderla, hay que poner de nuestra parte y de la otra mitad. Hay que ser persona, hay que ser alegría caminando por cualquier carretera. Hay que ser una estrella y hay que ser un pez, hay que ser un árbol y hay que ser una lágrima, hay que ser de todo, pero todo con mucho sentimiento, y solo con sentimiento puro.

Hay que saber que hay millones de ilusiones esperándote escondidas en todos las calles por las que camines, hay que saber que siempre habrá alguien que necesite un abrazo, y saber que siempre podemos ser más de lo que somos. Hay que ayudarnos a evolucionar, crecer todos juntos y siendo uno, hay que ser un sentimiento, hay que ser de mucho sentir.

Hay que ser el aire que eleva a otras personas, y el airbag de otras en cualquier mala caída, hay que ser un poco de sangre, hay que ser un poco de algodón. Hay que conformarse pero no dejar de querer siempre un poco más, hay que ser constante, luchador, hay que ser un pequeño conjunto de travesuras pero con conciencia, y con medida. Hay que ser el responsable de toda nuestra fuerza, hay que ser el medio por el que llegar al cielo del que nunca se ha hablado, hay que ser lo más de todos los demases para ser un poco menos de lo que eras de más. Hay que ser la fuerza, hay que ser el viento, hay que ser semilla, hay que ser eficacia, hay que ser ilusión pero no ilusos, hay que ser sabio, hay que ser grande, hay que ser mágico.

Hay que ser todo aquello que mañana te gustaría que alguien fuese para tí, hay que ser la ilusión de otro, hay que ser tu propio sueño. Hay que ser. Hay que ser para que sean, y hay que ser para que te sea.

Hay que ser de todo y de todos, hay que serlo todo, hay que ser.

 

Esezeta A.

Tienes en tu carita todo eso que yo soy fan de mirar, tienes en tus manos la magia de hacer lo que me gusta, y en tu voz ronca, acomodo la necesidad de escucharte hablar de cualquier cosa, por insignificante que sea.

Adoro esos trapitos que te pones, esa telita que cubre única y exclusivamente la parte de tu piel que en ese momento no te apetece mostrar. Me da igual, muestras más cosas con tus maneras, con tu actitud y con tu talento, cosas que no son físicas, pero que hacen que sienta que estoy rozando las nubes cuando te veo crear. Crear, tu creas. Creas magia, creas el placer de la sensación de querer crear, de saber que puedes crear. Lo hiciste conmigo, por eso ahora escribo, porque creaste. Tu creaste, y me ayudaste a crear, a crearme, a creárlo.

Adoro lo que te mueve, lo que te define, lo que te gusta hacer, lo que compartes conmigo sin saberlo. Yo también me muestro distante con situaciones de las que tu también te alejas, a mí casi siempre me disgusta lo mismo que a tí, y yo siempre veré en ti, un ejemplo a seguir, algo que quiero hacer, alguien que me gustaría ser. Pero no puedo ser tu. Puedo ser yo, a mi manera, aunque lo que es totalmente imposible negar, es que somos tremendamente similares. Me gusta. Me gusta verte, sentir eso que transmites, sentirme así. Me gusta pensar que quizás alguien alguna vez también me lea, o vea los gestos que me definen, lo que me interesa y lo que repudio y diga ‘Me gustaría hacerlo así’ o, ‘Gracias a dios que no soy la única persona en este mundo que piensa así’. Ojalá, ojalá alguien me lea, y sienta que hay pocas cosas en la vida tan talentosas como las que hago yo. Ojalá alguien me considere una persona con un don para la escritura. Ojalá alguien sienta al leerme lo mismo que siento yo al leerte a tí, porque la verdad, es una sensación tan única, tan especial y tan inigualable, que daría no sé cuántos años de mi vida, solo para que alguien pudiera sentir lo mismo una sola vez.

Sin duda, tu has sido una de las personas que me ha llevado a estar aquí hoy escribiendo, sin duda tu eres una de mis musas, una de mis inspiraciones, y se podría decir que también una de mis metas. Gracias por hacer arte. Porque gracias a lo que tu haces, yo descubrí mi amor por escribir, gracias a lo que tu haces, tengo más ganas de vivir, más ganas de crear, más ganas de impresionar, más ganas de mostrar, más ganas de ser lo que soy y que nadie me cambie, más ganas de dejarme llevar, más ganas de inspirarme, y sobretodo, sobretodo, ganas de inspirar.

Probablemente nunca jamás leas esto, nunca te des por aludida, e incluso nunca seas capaz de imaginar que has hecho este efecto en mí. Pero es así, ‘S.Z.A’, es así, me has hecho descubrirme, y paradójicamente, me has hecho cubrirme de letras.

Soy toda letras, estoy hecha de letras.

Mi querida S.Z.A, tu, espero de verdad, poder algún día tener en mis manos un libro tuyo, o algo dedicado, o una foto, o una simple etiqueta de la cerveza que compartimos en un garito cualquier del centro de Madrid. Eres arte, y me haces ser alguien con unos cuantos sueños más, un nuevo hobbie, un desahogo, y un verdadero tesoro.

S.Z.A, tu, eres sensaciones.

 

Nueva perspectiva.

Pensaré que si sonrío, me sonreirán, y que si no, no es por nada más que por el simple hecho de que han sonreído tanto que ya les escocían los mofletes.

Pensaré que con todos los días que llevo vividos, el día que estoy viviendo, y lo bonito y lo penoso de toda mi vida, estoy construyendo mi mañana, que no puedo negar la existencia de hechos, y que tengo que atreverme a ser más yo, porque solo así el día de mañana seré quien de verdad mañana me apetezca ser.

Pensaré, cada vez más, tal y como estoy haciendo, que con el respeto se puede llegar a todo en esta vida, que el verdadero camino correcto es ese, optar por el respeto.

Cuando beba todas esas mierdas con gas que bebo normalmente, pensaré que también me estoy bebiendo la positividad justa y necesaria que me haga falta ese día.

Que desde hace poco lo practico, y ya sé, de sobra, que ver la vida de una manera distinta, hace que las cosas sean distintas también, y que te afecten de otro modo.

Tengo que decir también, que aunque ahora vea la vida de otro modo, me sienta de otro modo y tenga más ganas de vivir, sigo pensando que la vida no es del todo buena, de hecho, me parece una completa mierda, pero eso sí, he aprendido a percibir que lo que hay en ella, es precioso, sobretodo si lo quieres ver precioso.

Y es cierto, que me sigo comiendo la cabeza por cosas absurdas, sigo teniendo un millón de inseguridades, y muchísimos miedos, pero noto que ya no soy lo que era.

Hace unos meses, empecé a notar un cambio en mí, algo raro que me estaba haciendo compotarme de una manera distinta a como me había comportado antes, y ahora, vuelvo a sentirlo. Y me gusta, me encanta. Porque siento que estoy subiendo unos cuantos peldañitos que me harán ver todo el paisaje que hay ahí abajo.

Me gusta sentirme así, me gusta valorar las cosas que valoro, apreciar los detalles más pequeños, me gusta fijarme en cosas estúpidas que nos hacen ser quien somos,  me gusta sentarme en el suelo, me gusta pasar las tardes yendo a un lado y a otro,, y también me gustan las tardes sentada en cualquier sitio, hablando con gente que aprecio.

No sé en qué acabará esto, pero me apetecía contarlo, me apetecía que pudieséis leerlo, y sobretodo, que quien se preocupe por mí, supiese que estoy como nunca. Literalmente. Nunca antes me había sentido así.

Me encanta vivir, incluso ahora me gustan los días soleados, cuando desde siempre me habían gustado los días de lluvia.

Me gusta ser quien soy, me gusta estar donde estoy, me encanta sentirme bien con quien estoy.

Me encanta abrazar a la gente, toparme con sonrísas inesperadas, abrazar el aire y besar los sentimientos, me encanta pensar que los cambios son un nuevo comienzo, me encanta no sentirme tan agobiada como de costumbre, me encanta la idea de poder decidir qué hacer con mi vida, me encanta la idea de estar barajando posibilidades que antes no habría hecho caso. Me encanta. Todo me encanta.

Millones de besos a todos los que os pasáis a leer todo lo que dejo por aquí, espero que os guste lo que encontraréis en este sencillito pero cargadísimo de sentimientos blog.

Gracias, abrazos gigantes, ilusiones infinitas, y millones de besos de esos sonoros.

 

Abrazo. Abrazo. Abrazo.

Piensa en blanco, piensa en negro, piérdete en el rosa, pero en el rosa-do de unos labios que te apetezca besar. Yo no dormiré.

Cambia el rumbo, las maneras, y la forma en la que se mueve tu pelo cuando se choca con el aire. Yo lo veré como lo veía antes.

Pósate en mi aura, acumúlame el alma de verdadera sensatez. Todo es mío, tu me lo has dado.

Que no hay ventana por la que no colarnos, ni rama en la que no podamos mantener el equilibrio y silbar nuestra canción favorita, que no hay más miedos que romper, que no hay ese mañana lleno de lodo que nos rozará las rodillas.

Podemos prometernos, yo me prometo a ti, tu te prometes a mi.

Que todo son delicias, que no hay esquinas que no queramos firmar con rotuladores permanentes, que no hay forma de que nos cansemos de hablar.

Las posibilidades de una pérdida de equilibrio son mínimas, apenas visibles desde esta altura de miradas. No sé si lo comprendes, pero he visto nubes volverse sólidas para que pueda darme un paseo encima de ellas. Y reservé una entrada para ti.

Yo no dormiré, me quedaré esperando. Oír tus pisadas, machacarme cuando creo que vas a sonreír y no lo haces, quemarme cuando pasas frío, desobedecer al sentido común que nos cala.  Hacernos la cama y dormir en el amor. Sencillo. Gigante.

Abrazo. Carcajadas. Fotografíar. El culo manchado por sentarnos en el suelo. Papeles de propaganda arrugados por culpa de nuestras manitas. Camiseta roja. Césped. Hombre que mira mal. Reloj. Abrazo. Gente. Madrid. Fútbol. Banderas. Gilipollas. Cantar. Opinar. Abrazo. Escribir. Grabar. Tienda. Promesa. Compenetración. Flequillo mojado. Pancartas. Camiseta negra. Veintiocho. Sujetador negro. Botella. Tabaco. Treinta. Abrazo. Pijama. Vasos. Vela. Abrazo. Abrazo. Abrazo. Abrazo. Beso. Beso. Beso. Beso. Beso. Risas. Abrazo. Beso. Beso. Abrazo. Calcetines. Abrazo. Manos. Abrazo. Oscuridad. Olor. Miedo.Ganas. Ganas. Ganas. Temor. Temor y ganas. Dormir. Abrazo. Abrazo. Abrazo. Buenos días. Abrazo. Abrazo. Palabras Infinitas. No hay que olvidar. Abrazo.

No importa el cuando, lo que importa es otra cosa, otro tema.

Qué miedo.

Me da miedo que no vuelvas a llover.

 

Invocar la destrucción.

Que si me dices hace unos añitos que lo que no se ve tambien duele, no me lo hubiese creído, me hubiese hecho la sorda ante tus palabras y me hubiese ido dando patadas al balón como si nada.

Sin embargo mírame ahora, creo ciegamente en las palabras ‘Duele hasta lo que no se ve’,  y tuve que vivirlo para creerlo, porque claro, así es la vida…tiene que pasarte para que lo entiendas, y tienes que verte enfrentado a algo para saber como huír correctamente.

Ay… tus pasos, me muero por adivinarlos, me muero por saber en qué ángulo queda más bonito mirar tus manos, en qué lado de la calle puedo observarte mejor cuando te detengas a mirar en tus bolsillos en busca de las llaves. Me muero por intentar definirte lo bonito que se hace el espacio que queda entre el suelo y el cielo cuando paseas… me muero porque vivas.

Una uve verde con un lado más largo que otro, será siempre mi letra favorita cuando me pare a pensar en si mi presentimiento me dice que las cosas van a salir bien o van a salir mal.

Mal sabor de boca nos ha dejado el frío de hoy.

Prometerán atarnos, obligarnos a callar, obligarnos a sucumbir a sus peticiones vomitivas y estúpidas, prometerán a sus propios corazones no volver a dejar que andemos con total libertad por los sitios que queramos recorrer. Y solo en nosotras está la lucha, la lucha de romper las cuerdas que nos inmovilizan aquí de rodillas con las manos en los riñones. Solo en nosotras está la lucha de hablar cuando intenten amenazarnos. Solo en nosotras está la lucha de negarnos a hacer lo que nos pidan. Solo en nosotras está la lucha de decepcionar a los corazones crueles que dan vida a estos seres que nos obligan a temer vivir la vida tal y como lo hicimos antes. Solo en nosotras está la verdadera iniciativa, solo en tí y en mi están las ganas de seguir, solo en nosotras veo la fuerza explosiva que inmoviliza a las almas innecesarias de este planeta medio K.O. Tu y yo podemos ganar la guerra si de verdad nos apoyamos, tu eres mi arma, yo soy la tuya. Vamos a ser quien fuímos antes de esta batalla que aún podemos ganar.

Gracias por suavizar mis angustias, por llenar de vodka y hielo mis anhelos de alegría, y enseñarme a sonreír de otro modo más convincente que el anterior.

Gracias por hacerme ver que no estaba muerta, y por haberme hecho darme cuenta de que todavía no puedo morir.

Dicho esto, podemos quemarnos a lo bonzo y dejar que el humillo que salga de nuestra carne retostadita inunde las casas de todos aquellos que pasaron por una guerra parecida y que al contrario que nosotras, aún no han podido ganar.

Quiero ser destruida para invocar la destrucción de todo aquello que nos destruyó.

Y hoy, con el frío las hostias pican más, podríamos aprovecharlo, no sabes lo bonito que sería ver a alguien con el corazón vacío pero lleno de heridas, caminar llorando, sintiendo que sus lágrimas se congelan sobre sus mejillas y que por pura lógica, se les congelan las ganas de herirnos también.

Te lo digo muy en serio, yo desde hace tiempo conservo poco miedo de todo aquel que tenía, y si quieres, bueno… ganamos la guerra, pero si no, no te preocupes que ya la gano yo. Solita y sin penurias. Con heridas, pero con mucha sal.

 

 

Reinventarnos.

Quiero caer en la rutina de tener el deber de acariciarte el corazón todos los días, de coser las grietas de tus labios, y de convertir todos tus suspiros en deseos de algo que te pueda dar.

Convencerte de que la vida, aún siendo así de mala, se puede mirar de un modo bonito que te haga tener ganas de vivir un poco más. Porque yo sé lo difícil que se hace esto de tener que permanecer aquí por aquellos que nos importan, y sé lo dificil que es tratar de sobrevivir a todos los cortes de nuestras entrañas.

Que no importa lo mal que pueda ir todo, porque  desde la cúspice de las desgracias, aún hoy se pueden oír los latidos de un corazón cansado que solo late porque exístes tu. Y no importa lo que cueste llegar a la cima, porque yo te empujo desde abajo, aún cuando no pueda soportar el cansancio.

Me puedo castigar creyendo que todo esto siempre será así de negro, pero te aseguro que siempre me las apaño para ver un poco de luz en el bosque más oscuro de toda nuestra gélida imaginación nocturna.

Que sepas que me las apaño para que no sean tus rugídos súplicas de cariño.

Que cuando no sé a donde dirigirme la mirada, intento verme por dentro, observar delicadamente mi destrozo interno, palpar con la mente mi propia ausencia de vida, acariciarla hasta volverla dulce y tierna, hasta volverla alegre y permisiva.

Convencerte de que puedes venir sola a este baile y nadie te mirará como a una solitaria sintonía. Apaciguaré tus preocupaciones, y alimentaré de abrazos a las ausencias que entristecen tu corazón.

No hay de qué preocuparse porque aunque yo no tengo el control, las cosas malas tampoco lo tienen, y puedo convencerlas para que nos dejen a solas un rato más.

Las sonrisas en este callejón apenas tienen una curvatura visible, pero brillan más que en cualquier otro lugar, eso sí, escuecen un poco, para qué te voy a mentir.

No soy un monstruo, pero prometo espantar tus miedos para que la próxima vez se piensen mejor eso de venir a visitar tus huecos.

Que esta panda de insensatos no comprendan mis heridas no quiere decir que no las comprenda yo, o que no las comprendas tu. Tu sabes comprenderlas, tu sabes por qué están ahí, y yo sé lo mucho que duelen, sé quién y cómo puede curarlas, y qué no hacer para desestabilizar sus ganas de curarme.

Y no importa que a veces no esté lo suficientemente preparada para sangrar y me pille de susto, porque me ha pasado ya en varias ocasiones y a todo se acostumbra una. Y pensarás que no sé de lo que hablo, pero cuando quieras te lo explico para que lo entiendas, me comprendas, y entonces, tengas ganas de curarme.

Se ha roto la palabra irrompible, y se ha roto por un empujón de la palabra ‘estupidez’.

Estoy a tiempo de arreglar lo que alguien destrozó, si tu quieres, claro, si tu te dejas, porque como acabo de decirte, me puedo castigar creyendo que todo esto siempre será así de negro, pero te aseguro que siempre me las apaño para ver un poco de luz en el bosque más oscuro de toda nuestra gélida imaginación nocturna. Que no importa lo mal que pueda ir todo, porque  desde la cúspice de las desgracias, aún hoy se pueden oír los latidos de un corazón cansado que solo late porque exístes tu. Que sepas que me las apaño para que no sean tus rugídos súplicas de cariño.Y pensarás que no sé de lo que hablo, pero cuando quieras te lo explico para que lo entiendas, me comprendas, y entonces, tengas ganas de curarme. De curarnos, y de sentir que aún podemos sentirnos sin importar la forma que tengamos ahora.

Continúar por un camino que no exíste es complicado, pero con la vista de lince que conservan mis presentimientos, puedo ver un sendero nuevo.

Vamos a reinventarnos.

Fuimos.

Quería quitarme la piel, desnudar tu mirada y envolverme en el aire, sentir el calor, obviar el miedo. Qué más puedo pedir.

Los minutos se me acumulan en la sensación de morir. No sabemos qué perder ya.

Gracias por los besos, las caricias, y todas las veces que me has despeinado jugando, gracias por las tonterías, gracias por lo que no creías que me iba a marcar tanto, gracias por lo que creías que yo no guardaría en una caja como recuerdo.Gracias incluso por como sonaba tu sonrísa hace mucho tiempo.

Puedo callarme, quiero callarme.

O Puedo decir algo, algo que suene como cualquier palabra, pero que se pueda sentir acariciándonos el alma.

Porque los silencios, pocas veces son malos, pero sí, hay veces que resultan ser lo peor, pero no por ello necesarios en según qué momentos.

Dudas martirizántes, corazones volcados, pensamientos de cemento que me hunden en agujeros miserables, revoloteo de sentimientos, culpabilidad del tiempo.

Incontables números que perdieron el sentido,  bocas electrizántes, miedo a la destrucción.

¿Y que nos queda más allá de no entendernos?

Nada más que la sensación de no sentir.

Ver el vacío, ver que hay un hueco, notar la ausencia de un noséqué que pronto rellenaré de sonrísas.

Sin duda, la vida ha cambiado, todos hemos cambiado, las cosas han cambiado, pero este no es mi final. La vida sigue, y yo me siento viva, preparada para vivir, porque las cosas siguen sucediendo, sigo viva.

Tengo mil cosas bonitas de las que acordarme en el futuro, y también puedo hablar de como me sentí una vez, eso es bonito, gracias por eso también.

Nos echo de menos, pero más a mi que a ti.

Never mind, I’ll find someone like you,
I wish nothing but the best for you too,
Don’t forget me, I beg.

No hay duda de que fuimos.

¿Bonita cuándo?

Llevas tiempo pidiéndome que te escriba algo, y yo llevo tiempo diciéndote que yo esto no puedo hacerlo cuando quiero, que esto tiene que venir solo, que yo no puedo obligar a ninguna musa a que me acompañe. Hoy es el día, hoy me siento lo suficiente llena de ideas como para escribir para ti.

Hoy sí.

Adoro todo de ti, desde que te ví por primera vez, hasta el día de hoy, hasta la noche de siempre.

Porque tu, mamá, eres bonita aún cuando crees que no lo eres. Eres bonita cuando me regañas, eres bonita cuando me pides ayuda, eres bonita cuando me dices cabreada que soy una vaga, eres bonita cuando lloras, y aún más cuando sonríes, eres bonita cuando me miras pidiéndome un abrazo con la mirada, eres bonita bromeando con esas bromas que solo pueden salir de ti.

Eres bonita, eres bonita siempre.

Eres bonita educándome, eres bonita enseñándome como debo y como no debo ser, bonita cuando te miro de perfil y no te enteras, bonita cuando haces bromas sobre lo que te duele cualquier parte del cuerpo, eres bonita cuando pestañeas, eres bonita cuando emites ruidos en sueños, cuando te asustas, cuando temes que pueda pasarme algo. Eres bonita cuando me dices que soy bonita, eres bonita cuando lo das todo, para que no me falte a mi de nada. Bonita hasta cuando te enfadas. Bonita hasta cuando discuto contigo y siento que no me entiendes. Eres bonita, muy pero que muy bonita cuando solo tu comprendes mis palabras.

Adoro abrir los ojos en la cama, y oír tus pasos por la casa, adoro verte dormir la siesta en el sofá, adoro lo fácil que es para ti sacarme una sonrísa, adoro lo poco que te cuesta enfadarme, adoro tus besos, tus abrazos, tus miradas cómplices, adoro todo lo que tenga que ver contigo, todo lo que venga de ti.

Gracias por haberme educado así, gracias por quererme así como soy, gracias por haberme dado las mejores cosas que podías darme, gracias por no irte nunca, gracias por protegerme, gracias por aguantarme, por curar mis heridas, por aguantar mis lloros y por impedir que sea alguien horrible. Gracias por haberme hecho ser quien soy. Porque lo que soy, lo aprendí de ti, de la mejor.

¿Bonita cuándo? Tu bonita siempre.

Bonita siempre, y yo adoro todo de ti.

Adorable siempre, y bonito todo lo que haces.

Eres bonita, tenerte me hace bonita, tenerte, nos hace bonitas.

Gracias.

Te quiero, bonita.

Y sé que ahora cuando leas esto, me abrazarás, y me abrazarás llorando, ya te estoy viendo…y te estoy viendo bonita, porque tu, bonita siempre.

Tampoco somos tan valientes.

Me inspira el viento que te entrecorta la mirada, gotas de vida bajando por tus piernas, y la pena destructiva aferrada a tu flequillo. No tenemos frenos en esto de no recapacitar del todo bien, pero qué más da, somos algo que nunca será nadie que no se ha mirado bien por dentro.

Y qué más da que esto no tenga sentido, siempre habrá palabras que aunque sean totalmente distintas, escritas de según qué forma y bien entonadas, suenen bien y se lean preciosas.

No hay de qué esconderse, no hay nada que temer pero sí, porque tampoco somos tan valientes.

Hablar en instrumental, pensar en modo karaoke, y qué más da que no te sepas la parte que viene ahora, si lo tengo escrito en mi piel para que puedas leerlo al mismo tiempo que muevo la boca.

Fotos recordándonos lo que alguna vez fuímos, fotos que recuerdan lo bien que lo pasamos en ese lugar de mierda que para nosotros fue importante, tu cogiéndome de la mano, yo abrazándote. Gritándoles a todos que seremos mejores amigos para siempre.

Todos los bares están abiertos y es ya una hora que el reloj no se atreve a marcar.

Desgastas la suela de tus zapatillas cuando caminas por mis moratones, y yo no sé qué decir si te veo pasear de esa manera, dudo entre si mirarte fijamente o no, y no hay tiempo para pensar.

Escalofríos bajando por tu columna vertebral y versos acariciando tus antebrazos, pastillas de jabon flotando en un río lleno de peces, tempestades de ausencia, olvidos de lo inolvidable.

Los hilos de tu cabeza bien peinados, bien brillantes, y tus muñecas llenas de pulseras que yo no te regalé. Pestañas desteñidas de tanto mirar al sol, infinitos recursos para no perdernos en el blanco más cegador de todo este cielo.

Campos llenos de flores sobre las que hablar, petalos abrazantes y tallos bien verdes. Verte no puede ser un sueño, y yo no me pondría a soñar si te tuviese delante.

Huellas con olor a fresa y nostalgia al derretirse el hielo de tu pelo.

Bonita forma de decirme que me odias, bonita forma de cerrar la puerta, bonita forma de enseñarme lo que no me hubiera gustado que pasase, lo que no creía que pudiera ser posible, y mírame.

Punto y coma, comas comiéndonos, no hay remordimientos, no hay puntos a parte de los que apartarse, y ya no hay espigas en mis calcetines.

Cocoteros en mitad del mar, anillos perdidos entre tus medidas, susúrros voladores que llegan a los oídos de quién no muestra interés por mis palabras.

Ya empieza la tortura de querer volar, estar aquí entre estas rejas que yo imagino, sentirse egoísta por impedirme vivir. Me torturo, me curo, me duelo y me sano. Yo sola, sin ayuda, sin motivos, sin principios y sin finales.

Sin costuras pero bien deshilachada.

Párpados  punzantes aterrorizándo a la ciudad, tus manos alzadas, pechos descalzos, pulmones doloridos.

Ya no estamos como estábamos, pero no hemos muerto.

No rompas la tranquilidad de ninguno de mis búhos, no quieras ser alguien que no eres, alguien que no me enseñaste que podías ser.

El mar en calma, cometas despegando sin destino fijo.

Prepárense para el aterrizaje, hay turbulencias.

Que alguien pare esa alarma, pon en off el botón de mi nuca.

Podemos ser cualquier hierbajo, podemos dominar las calles con canciones.

Mira lo que lleva esa tía tatuado en el hombro, yo tengo un dibujo igual y lo hice yo.

Ya no quieres que te escuche llorar, y a mi me da mal rollo eso de esperar tras la puerta.

No olvides que a veces cuando tu no has querido, y hasta cuando no he querido yo, te he estado esperando en el principio de todos los caminos posibles por los que podías haber huído.

El sol se pone y yo estoy en escena, que alguien le tire flores cuando acabe la función.

Nunca digas que no te lo avisé.

Se bifurca, se bifurca…

Escaleras en curva.

La forma preciosa en la que tus manos se aferran a la barra de este balcón.
Mirar las farolas, apostarnos besos a que hay un número par de ellas encendidas.
Burbujea nuestra sangre, tiemblan estas valdosas.
Y pido que dejen de decir eso de que trenzarse las pestañas es cosa de locos.
Admirar tus labios, sentir muchos vacíos dentro.
No adivino a quién le toca pintar el cielo hoy.
Hoy te quiero más que a nadie, y tu pelo apesta a hachís.
La cera de la vela se ha enfríado, vuelve a ser dura.
Duraremos aquí fuera lo que tu quieras.
Hoy no viene Peter Pan que luego dice que se aburre.
De postre hoy no te quiero.
Dame un cenicero que mis dedos están grises y parecen hacerse nada, y es extraño ¿Con qué te voy a acariciar?
Besos de esquimal, chocar respiraciones.
Lagrimales luminosos, dientes de algodón, comernos hoy es tarea imposible. Predecible lo de que me apeteces.
Un aplauso por tus mejillas sonrojadas.
Yagas aprisionadoras, las uñas de mis manos mordiéndome.
Y que nadie saque mis dedos de ese enchufe.
Esos martillos saben de sobra que no hay clavo que pueda sacar a otro, que no es la clave, que hay veces que va más allá.
Que paso de las cosas que no quieren sucederme, ya vendrán buscándome cuando menos me lo espere.
Cartas llenas de ceniza, estrellas fugaces chispeando.
Y señales de stop revelándose, haciendo una conga de Madrid hasta el infinito,no hay quién las pare, son totalmente dinámicas.
Y la decoración de tus ojos me encanta, son casi pardos, asalvajados, incurables.
Ascensores estáticos, escaleras en curva.
Cuevas para ratones de esas que yo habito.
No hay ni un solo suspiro tuyo que me quiera perder.

Me siento piedra.

Me siento como si de un salto hubiese roto en mil pedazos el cielo que me presionaba desde arriba.
He roto todas las cadenas que enganchadas a mis costillas me hacían dificil eso de caminar.
Y ahora, he resurgido un poco más de esa sangre con hielo que había ensuciando la acera.
¿Ahora quien me detendrá?
Ya nadie puede conmigo por muy débil que sea, porque sé que puedo romperos a todos de una patada, no importa el color que tengáis o de qué estéis llenos, seguís siendo de cristal, y hace tiempo yo me siento un poco piedra.
No enredes tu pelo alrededor de mi cuello, me ahoga y no te enteras.
No quiero que pasees por aquí nunca más.
No quiero saber quién eres o qué haces hoy.
Y recuérdame que te odie si mañana veo esos ojitos y se me olvida.
No oigo tu respiración detrás mio, y me alivia que te cagas. No quiero sentirla.
Y es que aunque me va mucho esto de salir, beber, el rollo de siempre, no me meto rayas, aunque si que hablo con la gente, y tengo que contenerme para no mencionarte.
Todos esos pasos que he dado me han llevado al laberinto más oscuro y peligroso con el que me he cruzado.
¿Pero sabes qué? Voy a salir, romperé las paredes de un cabezazo, y todos esos ladrillos chocarán con la luna, la luna se romperá, caerán muchísimos pedazos brillantes encima nuestro, y dolerá, pero será jodídamente precioso.
No traigas paraguas, que si es cosa de que te caiga un trozo en la cabeza, no habrá trozo de tela que lo evite.
Putas miradas, esas que marcan.
Putos abrazos, de esos que se necesitan.
Puta vida, esa que no podemos decidir si vivir.
No quiero ser un conejillo de indias del laboratorio de tus sentimientos, te advierto.
Desde hace tiempo decidí qué es lo que no quería ser, y aunque me está costando, y sé que no lo conseguiré, no dejaré de intentarlo.
Puta esta sangre que me rellena.
Puta esta piel que no deja a la vista mi corazón herido.
Puto corazón que no es capaz de curarse.
Puta yo, por no sentir otra cosa por ti.
Me voy a estar riendo de mi todo mi próximo futuro, lo sé, pero no se lo diré a nadie.
No quiero que me pidas más mierdas porque así solo me das ganas de borrarme.
La mierda nos ahoga, pero somos resistentes y hasta un poco impermeables, diría yo.
Y es que soy muy tonta, pero sé que hay manzanas que es mejor no morder, me lo dijo Eva, a escondidas, mientras Adán estaba de caza.

Sin frenos, sin alas.

Dando vueltas, encima de un balón que nos lleva volando a cualquier sitio.Pero ahora dando vueltas.Estamos girando.
Conteniendo el aire, dejando que todo sea un suspiro del que no volveremos a saber jamás.
No importa que no quieras convertirte en luz, porque ahora mismo necesito la oscuridad más negra que haya.
Podemos sentir que todo va mal, y así si luego resulta que acaba bien, estaremos mejor de lo que creemos, conservando nuestro aliento y sin una respiración agitada.
Conversemos de lo que no queremos que pase, así pasaremos el rato porque no quiero pasar ni una rato más sin esto.
Visualicemos la oportunidad de caer de esta pelota volátil y rebotar contra el suelo, llegando hasta el sol, derritiendo los caramelos que tenemos en nuestros bolsillos, aclarándonos el pelo y poniéndonos morenos, volviendo nuestros ojos de color marea.
Llorando burbujas una puede volar, y llegar muy alto, por cierto.
Pero con tu cariño yo también llego muy alto, porque ya sabes eso de que lo material no me eleva.
Llévate contigo mis ganas de no hacer nada, y traémelas totalmente renovadas, habiéndolas transformado en ganas de sentir que nada es imposible y que yo puedo con todo.
Dando vueltas, girando, casi mareándome, viendo a la gente pasear por debajo nuestro, ilusos, pensando que no se puede volar.
Pero ahora viene la mejor parte, ahora viene cuando te cuento, que he caído, pero no he rebotado, sin embargo, sigo viva, he sobrevivido al ataque del aire que me derribó, y estoy esperando a que ese balón baje de nuevo a por mi.
Y luego girar, dar vueltas hasta impedir que el aire pueda rozarme las mejillas, estar girando hasta que sienta que caigo en picado en mitad de una piscina vacía pero llena de cuchillos, y luego, parar. Parar y sonreír, siempre sonreír.
Porque si hay algo que adoro es sonreír, que sonrías, en fin, las sonrisas en general, esas que parecen música.
Menuda suerte poder escuchar una risotada y ver a alguien sonreír, eso no tiene precio, y lamento muchísimo la mala suerte de aquellos que no pueden verlo ni oírlo.
Pero ahora solo me voy a preocupar de girar, porque ya sé que si caigo no pasa nada, que ya he sobrevivido a la caída.
Que ahora giro, sin frenos, sin alas.
Y sonrío.

Ladridos.

Si te conviertes en avión no quiero que vueles por encima de mi cabeza, porque me vas a despeinar las ideas, y sin ellas, no tengo nada que decir, ni nada sobre lo que escribir.
Y si quieres, lo que podemos hacer es dar una vuelta por ahí, parar en cualquier sitio a bebernos una birra, y convencernos de que mañana no lloverá, pero si llueve, nos habremos vuelto a mentir. Y yo no quiero eso, sabes que no quiero eso por nada del mundo.
No soy nada eterno y lo prefiero así, sabiendo que algún día acabaré, y entonces, ya no habrá nada más de lo que preocuparse.
Que la cantidad de flores que he pisado vienen buscando venganza, y ya no quedan huecos en mi cuerpo para más espinas…
¿Pero quién las detendrá? Si nadie es lo suficientemente colorido como para competir contra ellas.
No te rías de lo que pueda pasarme porque yo tengo miedo, y si alguna vez me pierdo entre tanta niebla, puede que me eches de menos, pero no sepas por donde me he ido andando. Y cuando me busques, la niebla entrará por tus ojos en forma de flecha empañando tus pupilas, haciendo que me pierdas, que me tengas totalmente lejos de tu campo de visión, tu campo se sentimientos, tu campo de audición.
Me he marcado muchos objetivos, pero ninguno me salvará de estas heridas, ninguno hará que deje de sangrar.
Que si tuvieses nombre de flor te tendría miedo, pero no lo tienes, aunque estás cargadita de espinas con las que a veces siento que me amenazas. ¿Me amenazas? Se sincera, y dime la verdad.
Si todo esto es parte de mi imaginación voy a dividir mi cerebro en dos y rebuscar entre los trozos estas estúpidas ideas atormentadoras, y entonces, cuando las saque de ahí, yo ya no seré quién soy. Seré mejor. Y con menos miedos.
Deja de reírte desde el otro lado de la línea, y alimenta a tu perra de carne bien fresca, porque quiero que deje de ladrarme, que mis oidos son demasiado elegantes para lo que puedan ladrar de mi, porque siempre he sido más de maullar.

Miedo.

Me detengo a pensar, me mantengo al tanto de todo, y solo puedo pensar en qué fue aquello que me detuvo, y sé, a ciencia cierta, que se llamaba miedo.
¿Pero por qué? ¿Por qué me detuvo a mi? ¿Qué buscaba de mi?
Es difícil averiguar algo de algo que no puede hablar, porque estoy segura de que si ‘Miedo’ pudiese hablar, nos daría muchos buenos motivos para paralizarnos en los momentos quizás más importantes de nuestra vida.
Yo solo puedo pensar en por qué no ignoré su llamada, porque en vez de autodefinirme como una cobarde no le planté cara, no le dije: ¡Eh, cosa terrorífica! Que yo soy más grande que tu, con más huevos, y con motivos para detener a la gente. Tu no tienes una conversación interesante para cuando nos agarras de la mano y nos mantienes ahí, en mitad de un camino sin poder avanzar, sin poder retroceder, sin apenas dejarnos pensar. Exprimiéndonos, robándonos los sentidos. Yo sí que tengo motivos para pedirle a alguien que se quede conmigo en un lugar, me basta con un «hablemos».
Pero en fin, hablemos de ti, bueno, yo hablaré de ti, ya que empiezo a pensar que tu puedes, pero la realidad es que no te atreves, porque tú mismo te temes.
¿Por qué estás aquí tan solo? Y no me hagas pensar con tu mirada que tienes compañía, porque sé, que nadie más pasaría años y años en mitad de este bosque de árboles anaranjados, como haces tu. Sé que estás solo, lo sé. ¿Quién más tendría valor de venir aquí? Nadie. Solo tu, porque aunque te llames ‘Miedo’ quizá eres un poco valiente.
Pero dime… ¿Tu no te sientes solo? Todos los que venimos aquí solo te agarramos de la mano durante un plazo corto de tiempo, luego intentamos soltarnos, no podemos, te damos un puñetazo en el estómago y mientras te retuerces de dolor huímos. Y ya. Ya está. ¿De quién te enamoraste tu? ¿Quién es tu mejor amigo? ¿Cómo acabaste aquí, y sobretodo por qué? ¿Con qué fin?
No sé… quizás tengas tus motivos, pero aún así no dejo de pensar que tienes un hobbie que es una mierda. No tienes derecho a atrapar así a la gente, a niños, a ancianos, a adultos simplemente.
Me da igual como te lo tomes, pero yo no voy a quedarme aquí, al menos no hoy, porque no me gusta pasar la noche en un sitio en el que nunca anochece.
Espero que no nos encontremos nunca, pero sé que es imposible, volverás a cogerme de las muñecas y teletransportarás mi mente aquí.
Lo peor es que siempre que vengo, ni siquiera me pones un vasito de agua.

Lo sabes.

Consumirnos las bocas al son de un pestañeo, mirarnos a través de un cristal, admirar lo que somos desde cualquier parte de este mundo.
Incendiarnos a promesas, y luego, apagarnos a lametazos en el corazón.
Revolotear, revolotear por encima de las cabezas de todos aquellos que no creían en algo parecido.
Mentirnos, nunca, eso no.
Sincerarnos, siempre, a cada segundo, en cada palabra.
Y mirarnos, mirarnos el tiempo que haga falta, que no sé tu, pero yo no me voy a cansar.
Porque lo bonito, lo verdaderamente bonito de todo esto, no es como yo me sienta, si no, como veo las cosas cuando estoy así, ya sabes, empapada en amor de este que deja tu ropa blanca de un color rosita, de este amor que destiñe, y no por ello es menos bueno.
Porque lo importante aquí, es que no dejes de respirar, que sigas haciendo muecas cuando menos me lo espero, y sobretodo sobretodo, que tu risa no deje de tener ese timbre.
Que si perdemos eso no podremos encontrar nada igual y lo sabes.
Quiero decirte que desde que te dedicas a vivir en mi cabeza, me duele muchísimo menos, y que desde que cuento con los colores de tus sueños, la vida tiene un tono más alegre.
Que no hay nada que nos haga más viscerales que mirarnos.
Y quiero que dormir contigo no sea una utopía.
¿Y sabes lo que pienso cuando callo? Pienso que este silencio sería muchísimo más bonito si tu me ayudases a construirlo en una batalla para ver quién aguanta más sin hablar, que es a lo único que puedo jugar con la certeza de que ganaré porque estaré demasiado embelesada mirándote. Pero, no me pidas que juguemos al a ver quién aguanta más sin quererse, porque entonces pierdo, y lo sabes. Que soy débil. Y lo sabes.
Tu en el fondo lo sabes.

Sin sentido número 1.

Cuando no te reconozco, me quiero morir.
Porque sé que me quieres por lo que soy, pero también quiero que me quieras por lo que sabes que nunca jamás seré.
Yo soy una artista de lo que yo quiero ver como un arte.
Fíate tu de mi, que yo no puedo. Aprende a no enterarte de las explosiones de por aquí, y entonces, sobrevivirás sin problema.
Cruzamos miradas cuando esté en verde, que si no las atropellan palabras inadecuadas.
Besos por definir.
Lágrimas por destrozar.
Y el carboncillo de tu mural está borrándose.
Castillos que derrumbar.
Botellas que hipnotizar.
Sonrisas por domar.
Y los ojos de una serpiente asomando bajo ese coche.
Estrellarse con el cielo.
Tus quejidos de corbata.
Tu vida naciendo en un bote de cerezas.
Ya no llores más que estoy llegando.
No tenemos planes ni planos para salir de aquí.
Parecíamos inteligentes.
Te beso las heridas y me deshago de los gritos repitiendo tus canciones favoritas dentro de un iglú.
No me comprendas, no la cagues.
Esto es aleatorio y yo no veo ninguna aleta, solo miro a esas dos tuyas que riman con ‘zetas’.
Ya sabes, las lengüetas de tus bambas…¿Por qué digo bambas? Si nunca las había llamado así, para mi siempre serán zapatillas.
Qué más da.
¿Quién da más?
Tus nervios.
Mis manos.
Puñales.
Secretos.
Menudo juego.
Versos.
Besos.
Joder, me estreso.
Tus desafíos casi míos, ya acabo esto…que me hago un lío.
Pero lo prometo, aunque no sepa el qué.

Letras.

Escribo porque si no me ahogo.
Escribo porque sé que necesito que esto salga o perderé la cabeza.
Y creo, que escribo bien. Y aclaro, que no digo con esto que escriba mejor que nadie, si no que, para mi, escribir, es un desahogo, y, me desahoga, con lo cual considero que lo hago bien, pues cumple perfectamente con su función.
Escrivivir.
Escriexpresar.
Y luego, sentir, sentir cada una de estas letras rozándote las mejillas.
Sabes que no hago nada mejor que lo que ya has leído por ahí, pero me basta con que sientas, y sobretodo, con que entiendas.

En mi mente te lapido.

Cómo me jodes cuando te contoneas delante de mi con tu premio, y yo pienso: ¿Qué premio? No es más que mierda eso que te han vendido como algo especial.De aquí a nada estás masticando piedras mientras yo me río de ti con la misma furia con la que tu intentaste sacarme los ojos con aquella sonrisa llena de maldad.

Aprende.

Aprende pero no de mí, porque yo no soy un buen ejemplo de esos que te hacen falta. Y corre, corre mientras en mi mente te lapido ¿Crees que tu capucha te resguardará? Me río de ti, pero no en tu cara. Me río de ti en tu ataúd de angelito a medio hacer.

No es tu boca, es la mía, que te quiere escupir. No son tus manos, son las mías alrededor de tu cuello de monstruo.

No me gustas, pero a mi odio le encantas, siempre piensa en ti.

Me aptece ponerte a parir mientras te abortas.

Ella no es tu puta.

Yo no soy tu fan.

Tu no eres un héroe.

Tu eres nadie, aunque yo no sea demasiado alguien. No es un algo, es un sentimiento, es mi rabia cayendo sobre ti.

Y duerme pocas horas ahora que aún puedes despertarte, y vigila mis pisadas, y teme mi respiración si la oyes demasiado cerca.

Que no te tengo miedo, que se llama asco y mi interior es demasiado abstracto como para buscarte un perdón.

Lo has llenado todo de mierda que no puedo sostener con mis manitas de psicópata.

Me encargaré de ti personalmente, no sé cuando, pero lo haré.

No te temo, pero sí deberías temerme.

Sabes de lo que soy capaz pero no lo asumes, y algún día tendrás que hacerlo.

Te ahogará el veneno de todas las lágrimas podridas que lloré.

3 minutos.

Cuando lo único que ves en la mitad de la oscuridad de este tunel son velas intuyes que algo malo ha pasado, o almenos es lo que intuyo yo.
Es entonces cuando las heridas que la oscuridad ha ido haciendo en tu piel, escuecen, como si alguien escupiese vinagre sobre ellas, las yagas de tu boca se vuelven aún más sensibles al tacto, y el pelo, aunque limpio, parece sucio.
Las ojeras de una dama, me han dicho hoy que la vida iba a ser diferente dentro de tres minutos, y si me vieras aquí agarrada al reloj que colgaba de mi pared pensarías que estoy loca, cuando lo único que quiero es escapar del miedo.
Que sé que si todas aquellas nubes se me caen encima, no habrá nadie que pueda secar mi interior, y aunque es complicado de creer, tengo la corazonada de que va a pasar, y por eso, no quiero estar demasiado tiempo fuera, exponiéndome a un ataque que no podré parar.
Sus manecillas giran con miedo, pero a la vez con la esperanza de no tener que volver a girar nunca más para nadie, con la leve idea de que esto no sea así durante al menos, unos cuantos años.
Comprendí a los 4 minutos, que realmente nada había cambiado ahí fuera, ni iba a cambiar, que lo que debería cambiar era yo, y era eso lo que el reloj había decidido decirme entre su tic tac.
Supe que había alguien en esta habitación que debía de ser algo más valiente, algo menos tímida, y más luchadora. Y supe que era yo porque en esta habitación estaba yo sola, aunque hablando más que nunca.
Me levanté del suelo, y vi que lo que a simple vista parecía un túnel kilométrico, solo era mi habitación con la luz apagada, la encendí, observé las fotos que había por ahí, y me recordé a mi misma, que tengo gente por la que salir de aquí, que no hace falta estar enamorada para ver lo bonito de la vida, y que a veces, las personas especiales tienen que irse para que venga otra, aunque eso, no significa que hayas olvidado.
Me dí cuenta de que la música que solía escuchar llevaba demasiado tiempo sin sonar, la puse a alto volumen, y me puse a grabar a fuego con mi mirada en el techo todo aquello que querría hacer.
Lo primero que escribí fue que no pensaría tanto en las consecuencias de mis actos, que a veces, solo a veces, actuaría sin pensar lo que eso traería después.
Luego escribí cosas como que el amor, quiera yo o no, es imposible de esquivar, y que no importa lo que hagas por evitarlo; te enamorarás. Así que dejé de lamentarme por haberlo hecho, y me importó una mierda que mi corazón hubiese sido egoísta al decidir de quién me enamoraría.
Lo tercero que escribí es que no volvería a estar tanto tiempo sin escuchar música, que hoy en día pienso, que la oscuridad era tan densa porque no tenía música de fondo, y eso me hacía verlo todo más oscuro y triste de lo que era.
Lo cuarto que grabé, solo fue una palabra, empezaba por V, venganza.
Y lo último, lo que grabé sin dar más explicaciones, fueron dos palabras que sabía que no necesitaban razones para estar ahí escritas, simplemente tenían que estar, porque si se borraban, yo dejaría de exístir, las palabras eran ‘Familia y amigos’, y creo que no hace falta decir nada, porque todos sabemos qué significa eso.
Sin vosotros, yo no quiero ser nada.
Los que estáis aquí, los que os habéis ido, las cosas que he pasado, las situaciones y la gente con la que me he cruzado, por lo que he luchado, y ante lo que me he rendido, me han hecho ser lo que hoy en día soy, y aunque no es algo del todo bueno, me gusta como soy. Estoy orgullosa de mí, y sé que aunque poco, hay días en los que me quiero.

Apuesta tu primero.

Te juro que no volveré a decirlo, porque no quiero, y porque tu no lo quieres oír, y la verdad es que a mi tampoco me quedan ganas de dedicarle palabras a tus oídos.
Ahora quiero ser de piedra, de hielo, de agua, o algo de eso inerte que no piensa, que no quiere, ni a ti ni a nadie.
Ahora lo que quiero es ahogarme en humo, en el humo que sale de un corazón que aún averiado, sigue latiendo, con miedo, con pocas ganas, pero latiendo para vivir.
Y sabes que sé pocas cosas, pero yo intuyo que no sé nada, porque esta vida está diferente desde la última vez que yo sentí.
Aparentemente todo es normal, pero no, fíjate bien, nada es lo mismo, las cosas saben no estar en su lugar aunque tu creas que lo están y yo intente hacerme ver que sí.
No sé en qué momento el fuego empezó a congelarnos, y tampoco sé quien lo encendió, pero no me molestaré en adivinarlo porque no quiero culpables de esta congelación sentimental.
No quiero ser aquello que temí, la verdad es que no, pero si tengo que serlo…si las cosas vienen así y se quedan pues…¿Por qué no? Aunque yo decida qué hacer con mi vida hay cosas que son
inevitables. Yo lo sé, tu lo sabes, cualquiera lo sabe.
Y es que aunque soy de las que dicen que todo tiene solución en esta vida menos la muerte, a veces me contradigo por dentro, porque sé que es verdad, porque creo que hay otras miles de cosas
a parte de la muerte, que nunca encontrarán solución ni remedio. A veces las cosas se vuelven de un color para siempre, y no vuelven a sus principios.
¿Y sabes lo peor de que el color de las cosas cambie? Lo peor es que siempre suelen volverse grises, tristes, frías.
Lo peor es que cuando todo se vuelve gris, los corazones rojos no tienen nada que hacer, y ya nadie les mira de la misma manera.
Cuando me conocí no me caía demasiado bien porque no podía ver las cosas de colores, tal y como eran, y ahora me amo, me amo porque aunque todo parezca estar gris, yo me imagino los colores que le
pondría a cada cosa, y soy un poco más…no sé, positiva, quizás sea esa la palabra.
Yo ya no quiero dar más vueltas, ni tirar más monedas, ni jugarme nada más a los dados, porque sé lo que saldrá, y a nadie le gusta apostar por algo que saben con seguridad que les hará perder.
Bueno, quizá a ti sí.
Da igual.
¿Sabes por qué? Porque yo soy azul turquesa en este mundo sin color, y tu eres blanco, blanco cegador, de ese que hace daño mirar. Y no te quiero mirar, porque dueles.
Te reto a que me odies, quizá todo vuelva a tener color si lo haces.
Apuesta.

Llueve fuego.

Pasaba por debajo de tí y me hacía grande, como si fuese tu pepito grillo personal, como si fuese la estrella que espera a la luna con ansia.

Sabes que la calma me hace ser aún más hiperactiva, y cuando gritabas yo solo podía callarme y esperar que tus aullidos me nombrasen.

Y no obtuve más que rasguños en la espalda, y la carga de un montón de litros de lágrimas que me hundían hacia abajo, mojándome la sombra.

Porque de haber sido esto un cuadro, serías mi color favorito, porque de haber sido esto un videojuego no hubiera querido pasar de nivel, porque de haber sido esto una canción, serías mi melodía preferida.

Y sin embargo el vino nunca vino lo suficientemente rápido cuando le necesitaba, y las ganas de emborracharme se volvieron ganas de embarrarme, de borrarme, de dejar de embadurnarme de palabras.

No sé a donde estamos yendo y sin embargo no puedo dejar de caminar, porque estoy segura de que esa casa que veo a lo lejos, será nuestro refugio durante mucho tiempo.

Que las veces que me he tropezado, y las heridas en las rodillas, me han hecho ser lo suficientemente fuerte como para ser irrompible si me tiro desde ese precipicio infinito pero de dura caída.

Y si me miras por dentro solo quedan sobras, porque a veces creo que sobras, y pensarlo parece no estar de más, si no que parece poca cosa, y no esta bien que sea así.

De las venas que estirabas al cantar ahora queda poca cosa, solo quedan sobras, solo quedan restos de lo que no quise guardar en mi interior.

Si vuelvo a cerrar los ojos, lo veré todo de un verde pistacho tan llamativo que me impedirá tenerlos cerrados mucho tiempo más.

El aire nos movía, como si fuesemos bolitas de papel en mitad de la calle un día de tormenta, y no es real del todo, pero siento que me muevo ligeramente hacia la derecha, siento que me estoy volando.

Y si me vuelvo loca prométeme que no estarás aquí para decirme que no me muerda las uñas, prométeme que me dejarás sola hasta que decida que ya no necesito la presencia de nadie, hasta que piense que verdaderamente sí que tengo valor, e incluso ganas de estar sola en mitad de este vacío.

En la basura se esconden los mejores secretos de las personas, y quizá por eso hubiera sido mejor arrojarte a un contenedor, de esos que apestan a humedad y a mierda cuando los abres.

No notas las gotas de fuego cayéndote en el cuello porque no sabes lo que es quemarte por miedo a que te encuentren esperando en la puerta de alguien.

Me busco y no te encuentro.

Me encuentro y entonces ya no te busco, y me pierdo.

Soy un bicho en el pétalo de la flor más bonita de todo este descampado.

No dejo de pensar que alomejor es facil reponerse y arreglarse, curarse, renacer.

Vuelvo al principo, para decirte que pepito grillo tiene hambre, vuelvo al principio de esto para decirte que no espero a la luna, porque nunca fuí una estrella, nunca brillé tanto.

Vuelvo al principio que borré antes de escribir todo esto, para decirte, que el miedo me ha impedido escribir otras cosas de las que espero jamás te enteres, pero sí que dudes si son verdad.

Ni buenos días, ni buenas noches, ni buenas tardes, solo me gustaría decirte: buena vida

Almacenado en el alma.

Cuando menos me lo espero empiezo a ahogarme entre algodón.
Me tumbo en la cama a oscuras, y no recuerdo pulsar ningún botón que haga que aparezcan esas luces naranjas dando vueltas alrededor de mis manos.
Y puedo ver las palabras salir de mi boca dentro de una nube y elevándose hasta el techo, y puedo sentir como me acarician la garganta al salir.
Puedo ver caminar a mis lágrimas por encima de mi estantería llena de libros, puedo ver los truenos de mi corazón saliendo por mi nariz, y no puedo comprender nada.
Me siento como la mitad de algo líquido tirada en la cama, esperando que alguien sólido me diga que estaba equivocada y que en realidad soy la mitad de algo que nunca pensé.
El resultado de la suma de todos nuestros corazones es cero, un cero cargado de demasiados sentimientos no artificiales, no falsos.
No entiendo por qué cada vez que vas a empezar a llorar oigo una moto arrancándo en mi cabeza.
No entiendo por qué y para quién mis palabras ahora se pueden tocar.
Quisimos ser montaña y nos rompimos antes de tener una cima propia.
Y es que aunque te empeñes en decir que todo esto no es de este mundo, ni siquiera de esta dimensión, yo te juro por lo que tu más quieras que no voy drogada, que si de algo me he drogado alguna vez
ha sido de tu olor.
Las pisadas en el corazón son como tatuajes en la cara que hacen que todos vean que estás marcada para siempre.
Y no hace frío, la verdad es que no hace frío, si tiemblo es porque alguien me ha llenado de hielo, y ni siquiera me he dado cuenta cuando me han abierto en canal.
Obligando a mis oídos a no oír no hace que no quieran escuchar.
Obligándome a callar me haces querer gritar.
Y si grito y las palabras siguen saliendo de mi boca de todas esas formas y colores, no habrá sitio para mí en esta habitación, y todo parecerá un tetris, más que un montón de palabras.
Tócame el alma y almacena tu tacto en mi, que quiero que las cosas que me gustan duren para siempre.

Voy a quererte pero no de esta manera.

Solo voy a decir que últimamente no me gusta estar en este barco, y voy a decir el por qué, todo se debe a que llevo demasiado tiempo en él, que estoy en mitad de un mar eterno, y que desde aquí no veo tierra firme.
Que estoy cansada de no salir de aquí, cansada de no ver nada que se parezca a una isla donde poder…no sé, hacer algo que no lleve tiempo haciendo. hacer algo de lo que no esté cansada y de lo cuál queda mucho
para que me canse.
[Voy a quererte, pero no de esta manera.]
Me monté en ese barco con la idea de llegar a un lugar nuevo, diferente, y construir algo para las dos que nadie había construido antes, algo que a nadie se le habría ocurrido jamás inventar.
Algo que nos definiese, que definiese lo que somos, algo fuerte, algo irrompible.
¿Y sabes qué? Llevo meses aquí, y no he visto ningún lugar en el que bajarme de este barco y empezar a construir, además de eso, hace pocos días, me dí cuenta de que no tenía ni idea de qué era lo que quería hacer,
que me daba un miedo terrible no poder volver a casa, y que me aterrorizaba la idea de volver a estar muchísimos meses más en mitad de la nada, donde lo más interesante que puede pasarte, es encontrar algún tipo
de pez extraño y grande que te salpique agua a la cara.
Tengo miedo, mucho miedo, miedo de cosas incomprensibles que no me apetece citar, pero que sí me apetece que sepas que tengo miedo.
No quiero volver a verte y tener que decirte que aunque el viaje fue muy largo no pude traerte nada, ni una mísera concha, o un puñado de arena,
Si apenas te recuerdo, y tengo muy pocas ganas de verte, porque sé que cuando te vea…quizá hayas cambiado tanto que prefiera estar en mitad del mar, que a centímetros de una persona que desconozco.
He aprendido a no echarte de menos, quizá estar en mitad de la nada, tener poco contacto contigo, me ha hecho darme cuenta de que quizá sí que pueda olvidarte.
Y me apetece intentarlo, realmente tengo ganas aunque no tengo la seguridad de poder hacerlo, me apetece olvidarme de tí y me apetece pensar que me subí a este barco con la idea de encontrarme a mi, no con la idea
de hacer algo por y para tí.
[Voy a quererte, pero no de esta manera.]
Porque a veces no sé en qué estaba pensando cuando se me ocurría quererte, no sé con qué pudo golpearme la cabeza para volverme tan loca por alguien.
No encuentro los motivos para quererte, aunque siempre los he sabido de sobra hoy no los encuentro.
Y quizá sea porque me he encontrado a mi, aunque me vea de lejos y un poco borrosa.
¿Y si me he encontrado qué, qué toca ahora? ¿Retroceder, o quizá avanzar? No no, espera….alomejor…¡Alomejor lo que me toca hacer ahora es saltar de aquí! tirarme al agua, tirarme a la nada, y convertirlo en todo.
Me mojaré la cara de valor, y quitaré los restos de amor que quedaban en mis ojos de haber pasado la noche llorando.
Si los ángeles nunca existíeron no sé porque me tomé la molestia de pensar que quizá tu eras uno.
[Voy a quererte, pero no de esta manera.]

Chica cascabel.

No es posible que tengas la capacidad de aparecer siempre que me apetecen cerezas, no es normal, es como si sintieses que me apetece algo dulce que llevarme
a la boca y vinieses tú, con tu lengua de serpiente y tu piel cálida, a envolverme con tu veneno en una cama blanca con las sábanas revueltas.
Y esque aunque a veces he pensado que te quería, luego me daba cuenta de que eran los efectos de tu veneno inyectado en mi piel, y no me dí cuenta de eso
hasta que no ví que cuando dejaba de tener los ojos de un color púrpura intenso, no dejaba de pensar que te necesitaba.
Aunque quizá hablar ahora sea en vano, pues mañana tendré tus colmillos asomando por la puerta, y oiré el sonido de un cascabel cuando camines, y es que
aunque asuma que eres una serpiente, y te tenga miedo, porque sé que puedes matarme,sigo necesitando tu veneno de vez en cuando para sentirme un poco viva, sentir
que verdaderamente puedo sentir amor por alguien en este mundo de escalofrío en el que no me apetece sentir.
Me encanta que lleves las uñas tan perfectamente pintadas siempre, y que no haya un día que no te acompañes unos de esos tacones de aguja que tanto te gustan
ponerte aunque sea para ir a lavar el coche. Que yo me pregunto para qué alguien como tu necesita un coche pudiendo reptar hasta el corazón de cualquiera.
Y no creas que no me gusta cuando pasas tus colmillos delicadamente por la vena más pronunciada de mi cuello, es solo que hace que me estremezca, e incluso
sienta miedo de tu poder, y no puedo evitar apartarte de mi cuello aún creyendo que podría morir de placer.
¿Cómo se yo que un día de estos no te podrá el hambre y harás de mi tu alimento? Porque aunque dices que te alimentas de mis sentimientos no dejas de ser la chica
serpiente, no hay más que ver tus ojos, no hay más que oler tu perfume, que a veces lo confundo con el olor de tu veneno, y aunque sabes que a mí no me gusta nada eso
de mezclar los olores, no hay convinación más explosiva y gratificante que esa.
Me da miedo que cualquier día de estos te enrolles en mi cuello, pero no puedo evitar que aparezcas siempre que me apetecen cerezas.

Turno de noche.

Soy el reloj irremplazable de la pared del salón que acompañó tanto las tardes de nostalgia, como las tardes
de películas con palomitas entre los cojines del sofá, soy el reloj que vió pasar tus horas aún dandose cuenta de que quizá el tiempo
pasaba demasiado deprisa para el ritmo que había tomado tu vida, y es que tu mejor que nadie sabes que el tiempo ya no es tan tuyo como antes, que ahora
en vez de regalarte horas y minutos, te los exigen, te exigen tu tiempo para ellos mismos, y sí, estoy hablando de las sombras y lo sabes.
Porque también soy aquél que a la vez que giraba sus agujas, veía como a tu lado, en aquel sofá, la sombra más oscura y fría que esta casa vió entrar,
te robaba las alegrías, y las ilusiones, y después, poco tiempo después, tu tiempo.
Y no soy yo nadie para regalarte horas porque yo no tengo de eso, yo solo las cuento, el tiempo está dentro de mi, y no puedo llorarlo para que recojas
mis lágrimas y mojes tu alma en el húmedo tiempo.
Lo siento, ya son las doce, me toca el turno de noche, y en este no se me tiene permitido reflexionar.

Prometiendo.

Prometo recoger todas las pestañas que se te caigan.
Prometo averiguar qué dicen tus latidos siempre siempre siempre.
Prometo perderme entre el humo de un cigarro cuando no me quieras ver.
Prometo ser tormenta cuando estés en la cama tumbada y te apetezca oír llover.
Prometo ser esa herida que te haces sin darte cuenta y que no te molestas en curar.
Pero jamás prometas que no me recordarás.
Ni prometas que soy el peor de los truenos que ha roto la tranquilidad de tu cielo esta noche.
No prometas que soy el barro que ensucia tus zapatillas favoritas.
Promete que estarás ahí siempre, promete que me quieres a pesar de todo, promete que somos indestructibles.
Promete que te hago falta, pero solo si es verdad.
Promete que me entiendes.
Prometo prometer sobre la fragilidad de este cielo, que no hay nada que me alegre como tu.
Y prometo soñar con promesas que hacerte durante todas las noches.

No andes.

Dos pasos y caerás, dos pasos y habrás cometido el error imposible de arreglar.
Tres pasos y no sabrás como retroceder, tres pasos y ya nada tendrá sentido.
Cuatro pasos y todo lo recorrido se borrará, no habrá huellas mostrando por donde has venido para que puedas volver.
Cinco pasos y ya no estoy a tu alcance, cinco pasos y no estaré esperándote en el principio del camino.
Seis pasos y ya no te importaré, y no me importarás, y no nos importaremos.
Siete pasos y todo habrá sido como un sueño, siete pasos y no quedará nada de lo que un día construímos.
Ocho pasos y dejaré de pertenecerte en los sueños, ocho pasos y tu vida te pondrá al revés.
Nueve pasos y habrá miedo, más que de costumbre. Nueve pasos y no habrá manera de excusarte.
Diez pasos y no sabrás quién eres, y lo peor, no recordarás quien soy.
Un paso y habremos caído todos al vacío.
Un paso y todo acabado.
Un paso y empieza el fin.
Un paso y estarás terminando con todo.
No andes, no andes, no pienses, no respires, no corras, no vueles, no intentes moverte.
No andes porque yo me quedo aquí contigo, no andes porque si andas me voy.
No andes porque si sueltas mi mano en este instante, me habrás perdido por completo y yo ya no sabré quién soy.
No andes porque me moriría si me quedo aquí sola.
No andes porque luego cualquier arrepentimiento no será suficiente.
Siéntate, siéntate y respira, disfruta de las vistas, disfruta de mi compañía, disfruta de lo que nos queda por vivir.
Túmbate y miremos al cielo, imaginemos que andamos por las nubes, pero estando quietas.
Prométeme que no andarás, prometeme que si voy a por el abrigo, todavía estarás aquí sentada, prometo no tardar, pero solo si prometes que no vas a moverte.

Eskay.

El polvo que sale cuando sacudes tus alas me hace estornudar, no sé que tipo de angel eres pero parece que estás hecha de pimienta.
No sé que te habrá hecho bajar hasta la tierra para decirme que ahí arriba una está más sola de lo que cualquiera pueda imaginar.
¿Por qué a mi y no a cualquier otra persona? ¿Por qué hablar conmigo si hay millones de personas el doble de inteligentes que yo por ahí?
¿Por qué aquí, en este parque? ¿por qué ahora, justo ahora que tengo ganas de llorar?
Tienes las uñas perfectamente pintadas de un azul celeste precioso. Dices que estrujaste el cielo, y que con el líquido que cayó te hiciste un pintauñas así.
¿de dónde has salido?
Tus ojos son completamente grises, dices que de ahí nacen las tormentas, que si tu lloras nos mojarás a todos.
Y lo que más me asusta de todo, dices que tienes un corazón totalmente lleno de rayos y truenos que lo hacen latir.
Te llamas Eskay, no me dices tu edad, no me hablas de tí, te quedas callada si te pregunto, solo quieres hablar de mí, que te cuente mis problemas, solo
quieres no irte sin antes haber escuchado todo lo que tengo que decir.
¿Qué puedo contarte?
¿Qué me gusta escribir? ¿Que a veces me siento totalmente sola aquí? ¿Que nunca he sabido como no hacer mal las cosas?
¿Qué puedo decirte?
¿Que sé que no soy culpable de lo que mi corazón siente? ¿Que a veces prefiero cualquier cosa antes que perder a alguien? ¿Que tengo más miedo que nadie?
¿Y que me aconsejarás?
¿Qué me aconsejarás cuando te diga que me siento mala persona? ¿O que sé que soy demasiado complicada? ¿Qué podrías decirme cuando te dijese que no
me gusta como soy? ¿Qué le dirías a alguien que confía plenamente en que algún día será alguien pero no hace nada porque algo de sus frutos como tal?
No me gusta demasiado hablar de todas estas cosas, porque sé que si ni yo misma me comprendo, ni siquiera el angel más bonito y el único que he visto
podría comprenderme.
Me gusta que sacudas tus alas cuando te ríes, pero me hace estornudar, hueles a lluvia, hueles a miedo, hueles a cobardía, hueles a sentimientos, concretamente
a los míos, creo que yo te he creado, bueno, más bien mis sentimientos te crearon, porque tu eres mis sentimientos, todos juntos y agitados volando por ahí.
¿Cómo te dió por recoger todo lo que sentía y nacer? ¿Cómo lo hiciste? ¿Quién te recomendó que sería bueno? Bueno, da igual, no contestarás y lo sé.
Porque si algo te caracteriza, es que eres como yo, y a veces no hablas por miedo a equivocarte.
¿Verdad que es eso? Lo sé, lo noto en tu mirada, lo noto en tus movimientos, te conozco. Al fin y al cabo eres lo que me forma, eres yo.

Túneles.

Hemos caído demasido tarde en el agujero, se había cerrado, nos dimos el mayor golpe de nuestras vidas, yo te recogí, lamí tus heridas, y tu me reanimabas para
no morir. Yo sabía que quizás este momento tan doloroso, sería el momento en que más delicadeza y cariño me demostrarías.Y no me equivoqué, pues después
de ponerle tiritas a mis heridas, y besar mis rasguños, te perdí. Y no supe de tí hasta que caímos en otro agujero, este estaba abierto, pero nos
dolió caer. Caímos de pie, sin heridas, con rasguños por dentro, con desgarros en el alma. Y tu seguiste un camino y yo otro. No te encontré jamás.
No hubo más agujeros en los que caer, pues yo ya había caído en el que debía, y aunque tu habías caído conmigo, en el momento de elegir un camino para andar,
tu elegiste justo el contrario al que yo quería tomar. Guardo los recuerdos en el corazón, y tus besos en los rasguños, pero en los interiores.
Los árboles de este lugar no dan frutos, de ellos cuelgan ilusiones, y yo no cojo ninguna porque sé que mi mayor ilusión se fue por el camino contrario.
Aquí la gente no te mira por encima del hombro ni tiene cara de no haber roto nunca un plato. Aquí cada uno tiene una nube en la cabeza que muestra
el mayor error que cada uno cometimos. Hay gente que tiene una nube en su cabeza en la que se muestra como roba, otras muestran como matan, otras como
abandonan, y yo, cargo con el nubarrón de no haber podido curar suficientemente tus heridos como para que en señal de agradecimiento vinieses conmigo.
Estaba tan preocupada de mirar tu boca besando mis rasguños y lamiendo mis heridas que no me preocupé de curarte lo suficiente, porque yo solo quería mantener
tu boca en mi piel. Quizá mi nube muestre un claro egoísmo que yo no imaginé. QUizá tu no tengas nube sobre tu cabeza, o puede que la tuya muestre como curaste tanto
a alguien que no haría lo mismo contigo, y ese fue tu error. Ni siquiera sé si en mitad de tu camino se cruzan árboles con ilusiones colgantes, ni si en tu camino
llueven penas, no sé si las llamadas en tu camino se hacen de corazón a corazón, y una llamada perdida es un ‘te echo de menos’ que no obtuvo la misma respuesta.
No sé si allí uno se alimenta de sonrísas ni sí allí hay gente de todo tipo. Aquí todos somos gente que hemos cometido errores, las hay que se enamoraron, las
hay que no amaron, aquí todos la hemos fastidiado alguna vez.
No te imaginas lo que estoy pasando aquí, sin tí, no te imaginas lo que es mirar a todas las calles de este mini mundo intentando cruzarse con tu sonrisa, o con tu
abrazo especial. No tienes idea de lo que es tratar de ver en las sonrisas de los demás la tuya, no tienes idea de lo que es querer sentirse de otra manera
y no poder.
Quizá no te lo preguntes si quiera, quizás yo sea una loca que escribe esto en sus pensamientos mientras busco como volver al camino por el que te fuiste, aunque
no sea el que yo quise elegir. Estoy dispuesta a tomar decisiones totalmente contrarias a lo que pienso si me juras que habrá un camino entre paréntesis en el
que nos encontremos. Yo no pido amor, yo no pido nada en este mundo nuevo, yo no pido nada. SOlo pido otro mundo, otro camino para llegar al tuyo.
Quizá no me estés esperando, pero yo no cesaré en mi búsqueda. No cesaré en la lucha de encontrar ese camino, y no me cansaré de pensar que si ese no existe,
me pongo a hacer en la arena túneles para llegar a tí.
No es mi mundo, no es tu mundo, no es el que yo quiero para mí.
Me estoy hundiendo, estoy siendo absorvida de nuevo por un agujero que no había visto.
Despierto, te veo, con tu cabeza encima de la mía, con cara de miedo, diciéndome que me he desmayado.
Y nos veo en este suelo negro, en este fondo negro infinito, te veo a tí besando mis heridas, y te abrazo, te abrazo y te curo, como te mereces, como tu lo harías.
Elegimos un camino. El tercero, el que ni tu ni yo hemos visto, y el que nunca elegiríamos, y caminamos por él. Abrimos la puerta de un sitio que no sabemos que es
ni a donde nos deparará.
Te he curado, me has curado, nos hemos curado.
Somos uno.

Palabras rápidas.

Somos la vista alzada al cielo que tiene miedo de bajar, somos el fuego que quema los sentimientos.
Somos las circustancias del querer, somos el miedo a lo conocido, somos el amor loco por los vicios de la vida.
Somos la lluvia dentro de las casas, somos el odio dentro del corazón, somos el píar de un pájaro sin pico.
Soy la colilla que flota en un charco.
Eres la vida que me piso al caminar.
Somos la vida jugando con la muerte.
Somos la noche en la quisiste escapar.
Somos el viento que corre entre tus costillas.
Soy la mirada con la que no te quieres cruzar.
Eres las aspas que me hacen volar.
Somos el hielo de estas venas incoherentes.
Somos el regaliz más ácido por inventar.
Somos el espacio entre dos sonrisas diferentes.
Soy la ciudad con la que sueño.
Eres la culpa en la conciencia que no deja dormir.
Somos los rayos del sol sobre la espalda de una chica.
Somos un anillo enterrado en el mar.
Somos la suerte en el sitio equivocado.
Soy la leña que no arde pero sí que se derrite.
Eres el aire que me falta al respirar.
Somos la fuerza del débil en mitad de una pelea callejera.
somos las vistas desde tu cabeza.
Somos los ojos llenos de lágrimas en un funeral.
Soy la suela de tus zapatillas.
Eres la persina rota que no puede subir.
Soy el cajero en el que gente sin culpa y sin casa duerme.
Eres el fin.
Soy el principio.
Somos la historia.

Locura extremádamente dulce.

Explotaban bombas bajo mis pies, pero no pasó nada, porque ella me estaba abrazando.
Y juraría haber visto a gente morir a mi alrededor, y no me importó, porque ibamos hablando de tonterías que me interesaban más que cualquier muerte.
Luego vino la hora de despertar, y recuerdo perfectamente como abrí los ojos, y me quedé dos horas más en la cama contando la de veces que había deseado
no acabar así, y así he acabado.
No puedo andar muy lejos porque sé que me arrepentiré y querré retroceder y luego ya quizá sea demasiado tarde para arrepentimientos.
Me duelen las lágrimas al caer contra el suelo, me duelen las manos de intentar sujetar mis pedazos, de empujar las piezas de mi cuerpo que intentan escaparse
y caer.
De tantas veces que he querido vivir en tu hombro solo para escucharte respirar, creo que se ha convertido en un sueño para mí.
De tantas veces que he deseado que estuvieses aquí conmigo, creo que ya no me haces falta, porque me quedo con la sensación de nervios que me provoca
tan siquiera imaginarlo.
De tantas veces que he querido ser ese algo, prefiero quedarme siendo ese alguien que no olvides, quiero que me recuerdes, en cualquier formato, ya sea como alguien
malo o como alguien bueno, pero quiero que me recuerdes, quiero quedarme todo el tiempo que sea posible en tu vida, ya sea en recuerdo o no.
No soporto ni tan siquiera el peso de mi sangre ¿Cómo voy a soportar el peso de las lágrimas? Por eso las dejo salir, porque me quita peso, me afloja un poco
las cuerdas que me oprimen, puedo respirar.
¿Oyes tu mis quejidos? Yo ya no, porque me he acostumbrado a ellos, como se acostumbra un fumador al olor del tabaco y no lo nota. Como se acostumbra
una loca a que la sujeten las manos y aparten los objetos peligrosos de su alrededor, como se acostumbra un perro asesino a su bozal.
Las teclas del piano tocan solas, se hunden, intentando conseguir con su sonido tu voz.
Y a mí este cielo no me engaña, sé que eso que acabo de ver no es una estrella fugaz, sé que eso era la cometa de un niño ardiendo, porque puedo sentir su calor.
Puedo sentir el caos, la destrucción, el dolor. Puedo sentir la mierda a mis espaldas. No puedo sentirte.
Siempre me gustarán tus manos, tu voz, tu mirada y tu sonrisa. Me quedaría con eso toda la vida.
Me enamoraría de el sonido de tu caminar, de tus cabreos, de tu pereza, de tu sonreír, me enamoraría del aire que te roza las mejillas pero ¿Para qué? Si eso
es algo de lo que ya llevo tiempo enamorada.
Eres la moneda más valiosa que conservo en la cartera, la moneda que nunca gastaría en nada, ni siquiera en demostrar que la felicidad no existe.
Caían escombros encima mío y no importaba nada el dolor porque me estabas contando como te había ido el día.
Me hundía en lava y no me enteraba, porque me estabas diciendo que me echabas de menos.
Me arrancaban el alma y yo no lo sentía, porque tu me estabas sonriendo en las mejores fotos que tenemos juntas.
Se me rompía el cuerpo, me desmontaba, me rompía, y no me importaba, porque tu me podías reconstruír.
Y el silencio en esta sala me recuerda a tí, como me recuerda el ruido, como me recuerda el llanto, como me recuerdan las sonrisas, como me recuerda la vida.
Siempre seré aquella que te guarda en cajas, en trozitos de vida, en burbujas del corazón.
Siempre seré la que espera que caigas para levantarte.
Siempre seré quién cure tus heridas al caer.
Porque a mí, estando contigo, ni las bombas, ni los escombros, ni los tiros en pleno pecho, ni los atropellos de coches a muy alta velocidad me han conseguido
hacer daño.

Luna por la mañana.

Buenos días, luna, es raro que estés conmigo cuando ya es por la mañana, te agradezco infinitamente que te hayas quedado conmigo desde por la noche escuchándome, pero quizás debas irte, porque no sé si es del todo sano que a esta hora estés aquí.
Aún así, me ha sido de mucha ayuda que me escuches y aconsejes, y que hayas alumbrado mi camino y ya no solo literalmente, gracias también por estar cada noche ahí, mostrándome tu compañía y haberme enseñado donde he de mirar para encontrarte, ójala todo fuera así de fácil con todos, y supiese donde mirar para encontrar a esas personas que no logro ver.
Que sepas que me tranquiliza de un modo inigualable andar descalza sobre tí, y aunque a veces seas un poco fría conmigo, sé que tengo tu luz. Cada noche.
Tengo que dejarte, porque el sueño me vence y no sé si mañana podré estar despierta para verte de nuevo, y sé que me harás falta mañana también, ¿Quién si no iba a abrazarme en noches como esta? Sol no se deja atrapar, y a decir verdad te prefiero a tí, que eres más tranquila y más como yo, ya sabes, tu me entiendes mejor.
Que las estrellas tengan celos de mí por el tiempo que pasamos juntas no me preocupa,también soy amiga de ellas, y aunque me cuesta un montón acordarme del nombre de todas ellas, sé que también están ahí cuando las necesito y tu estás muy ocupada escuchando las dudas y ruegos de otras personas.
Sabes que a tí te he pedido más deseos que a nadie, y aunque muchos no se hayan cumplido, has sabido hacer que sueñe con las cosas que deseo, y eso simplemente
basta para hacerme sentir bien.
Y no puedes irte,sin que te diga,que me lo paso super bien cuando recorro con mi lengua tus cráteres y te mueres de risa. Me encanta tu risa, me hace sentir bien, me hace estar tranquila, y después tumbarse en la cama contigo es la mejor sensación.
No hablaré de nuestras intimidades, eso es algo que a nadie importa, y mucho menos a todas esas estrellas cotillas que nos espían por mi ventana, pero he de decir, y me da igual lo que piensen, Luna, me encanta sentirte conmigo y sentir que no te irás cuando quiera abrazarte, ¿Y qué más da que solo estés por las noches? Si sé que no habrá una noche que me faltes, y que aunque sea la única manera de vernos, nunca me has fallado.
Nunca nadie ha sabido apartarte de mis brazos, quizá porque no son lo suficientemente fuertes, o porque tu no quieras irte, no sé, da igual lo que sea, me tienes por completo atada a tí.
Vete ya para el cielo anda, descansa, y mañana vuelves. Sé que te necesitaré, se que necesitas que te necesite.
Te quiero, Luna, te quiero desde aquí abajo, desde tan lejos cuando aún no has bajado, te quiero desde Madrid.
Nuestro amor es parte del universo también, nosotras somos la noche, tu y yo somos el cielo.

Canicas.

Mario dice que ya no quiere jugar a las canicas más, que ha perdido su favorita y las demás no le llenan tanto, que siente que es como si
la única estrella que le acompaña por las noches se hubiese apagado, y claro, ¿Quién le iluminará si no es su estrella?
Mario no cree que pueda comprar otra porque hay cosas en la vida que solo puedes tenerlas una vez, y si dejas que se vayan puede que quizás no retrocedan nunca
para buscarte de nuevo y preguntarte si quieres avanzar con ellas, además sabe que no hay dos canicas iguales. Para Mario a su corta edad, las canicas y las estrellas son lo único que le importan,
su única preocupación esque ni la canica ruede hacia ese lugar que hace que las cosas se pierdan, ni que su estrella se apague. Mario piensa que aún le queda la estrella,
pero que ¿qué pasará si un día se acaba su luz y no tiene una canica con la que entretenerse?
Mario llora.
Voy a intentar convencerle para que deje las canicas.

No prometas abrazos que no puedas cumplir.

No quiero paisajes de foto, no quiero cielos con millones de estrellas a las que mirar, no quiero nada si no es mirarte a tí.
Y sé que lo que vas a aconsejarme es que nos perdamos un poquito y dejemos de importarnos, pero no, no quiero nada si no es junto a tí.
Porque me gusta desayunar mientras pienso en que dentro de unos minutos, a unos metros de mi casa, tu, tan bonita como cada mañana
estás bostezando porque acaba de sonar la alarma, te levantas perdida, como todos los días, sin saber donde estás, sin saber qué hora es, y sin saber qué hacer
y yo, pienso en envíarte un mensaje que al final no mando, en el cual pongo que cuando no sepas que hacer, me quieras,que yo te quiero siempre y cuando siento
que no, no sé que hacer.
Y esque me pierdes, ya no solo por tu cuerpo, o tu cara bonita, si no que me pierdes de verdad, que si tu no estás, me pierdo,
y no sé a donde acudir, no sé donde meterme, y no sé a quién amar.
Porque soñé que un día amaba a otra, y me desperté sudando mientras gritaba ‘Nadie se lo merece como tu’.
Y esta mal eso que haces de meter en cubos de agua las cartas que te mando, diciéndome que lo que tu quieres esque no se pueda leer lo que pone, para que nadie
más que tu lo pueda leer y así sea algo más de las dos, más secreto.Pero sé que es miedo, miedo a un día decirme que me vaya y nos dejemos de querer
, y encontrar mis cartas, en una caja
bajo la cama, deseando ser leídas.
Tu imagina que esto no ha pasado, imagina que no nos hemos conocido, que no sabes que me amas, ni yo lo sé, y ahora solo responde ¿Te gustaría vivir esto?
Esa será la respuesta a todo lo que quiero saber, porque aunque me has dolido, no he dejado de quererte ni un solo segundo, aún cuando te odiaba
porque de repente salías del coche diciéndome que no podías, y yo me quedaba ahí amándote.
Si me tiras desde tan arriba no sé si podré caer de pie, pero yo hago el esfuerzo, si luego, me juras que me abrazas.

-Embestidas corazonadas(o corazonales)-

Aquí todos sabemos que el aire puede estallar en cualquier momento.
Que tu corazón cualqier día se vuelve frío y azul y lo mandas todo a la mierda.
Y el aire al estallar nos vuela hasta la ciudad «La mierda» junto con tu antiguo corazón.
Que aquí todos sabemos que tus labios ya no tienen la misma forma,que aquí todos sabemos
que tus manos ya no se usan para lo mismo,que tus pies no andan por los mismo caminos,y que tus besos ya no suenan de la misma manera.
Que ahora cada latido tuyo es una embestida para expulsar a otra persona de él,y tendrías que ver lo violento que es ver como
la gente sale despedidda por tus latidos y automáticamente,minutos después,se pega la ostia del quince contra el suelo.
Porque aquí nadie tiene alas,ni cojones para volver a tu corazoncito,que contra más gente expulsa más fuerte se vuelve.
Ahora tus lunares se han vuelto minas que una vez pisadas,bum,ojalá no haya nadie cerca,querido.
Todos nos hemos dado cuenta de tus heridas.
Esas heridas que te haces al intentar herirnos a los demás.

-BARQUITOS AVIONÁTICOS-

Me tienes aquí,en tus pies,maniatada con los cordones de tus zapatillas favoritas.
Me estás pidiendo que te lo diga todo,y yo no puedo. No puedo confesarte cuánto te amo aunque esté en peligro mi vida,porque el miedo no cede.
Me siento rídicula aquí arrodillada ante tí,pidiendole mentalmente al miedo permiso para poder decirte lo que siento.
Y no me lo da.
¿Cuánto más podré aguantar aquí?
¿Cuánto más estarás tu dispuesta a esperar?
Solo me queda llorar,agachando la cabeza para que no me veas,para que no te percates de lo realmente cobarde que soy.
Pero qué esperabas,quién soy yo para pedirle al señor miedo explicaciones,quién soy yo para pedirle libertad,para pedirle las llaves de estas cadenas que rodean
mi corazón.
Espero que nunca te sientas así,como me siento yo.
Espero que ninguna estrella fugaz se tope de repente con un muro invsible que no la deje avanzar,que es así como me siento.
Como una estrella fugaz preciosa que no tiene cielo para correr,porque el cielo ha decidido que esta noche no.
Los aviones de papel nunca llegaron muy lejos…¿Y sabes? Soy un avión de papel,que se hunde junto con el barquito de un niño,que también fue soltado
de mala manera en el charco de mis lágrimas.
Necesito otro momento en el que no sienta que mi paladar y mi lengua son una sola pieza incapaz de dejarme hablar.
Te quiero

Tus manchas no me manchan.

Yo no caigo en espirales que acaban en bocas que no quiero besar,
ni me dejo envolver por dedos que cuando te das la vuelta se vuelven garras.
Yo camino sobre mis pasos una y otra vez, por caminos nunca caminados que alguna vez en algún sueño caminé.
Yo vomito fuegos artificiales cuando pienso en los desgarros interiores que me has causado, y lloro confeti cuando
me revienta el corazón y los pedazos me golpean el pecho.
He tenido duendes columpiandose en mis costillas como si tal cosa, y me han dolido, pero me he contenido cuando les escuchaba reír
y he dejado que jugasen en mi caja toráfica lo que les ha dado la gana y todavía más.
Y esque he visto huellas de dinosaurios en mis brazos y he sabido que esos brazos eran de otro siglo, y habían acariciado
a mujeres y hombres que jamás conoceré, y he besado tus pestañas con la débil idea de despertarme mirando tus labios mientras duermes.
La fríaldad de este iglú me calienta, me cabrea y me hace romper todo aquello que no desée tener y sin embargo tengo y no puedo destrozar.
A duras penas he visto piernas blandas de gente muy sufrida,doblarse y caer, y a algunos he sabido levantarles y a otros no. Y es lo que me mata, pero a la vez
no me preocupa en absoluto, porque no sé quién de aquellos que me ven caer tendría cojones de recogerme del suelo.
Saber no controlar tus sentimientos es el principio del fin, por eso todo acaba, porque nadie puede controlarlos, y nadie nos para, y he de decir que a veces
desearía ser un robot, o tener el control de mis sentimientos en mis manos, y no sufrir, no preocuparme, o no enamorarme, no sentir amor, no sentir odio,
y solo sonreír y tener la sensación de asfixiarme de tanto reír.
Tus manchas ya no pueden mancharme, ahora me limpio con las futuras lágrimas que algún día en mis pies derramarás. Y no me dará pena, me limpiaré de tí,
me quitaré la suciedad que has dejado dentro de mi cuerpo.
No soy de ese tipo de personas que te quitan el pelo cuando se te pega en los labios por el carmín, soy de ese tipo de personas que te dice que esperes a que coja la
cámara y lo fotografíe,que de eso sale una foto preciosa.
Aprenderé a vivir sin mí, cuando tu me necesites.